Alumnos de Lenguaje Musical durante una de sus clases, el pasado lunes, con la profesora Isabel Piera al piano. | Gemma Andreu

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Pasan generaciones de músicos menorquines, sus profesores se hacen mayores, algunos incluso han trabajado fuera de la Isla y han vuelto, pero todo sigue igual. El Conservatorio Profesional de Música y Danza de Menorca está en el mismo sitio que hace más de treinta años le cedió el Ayuntamiento de Maó, en el Claustre del Carme, y sin unas instalaciones que permitan disparar el talento musical de los niños y niñas que cargan ilusión e instrumentos a partes iguales. La danza es una quimera, y lo seguirá siendo en la Sala Augusta, si llega a adjudicarse la obra en la tercera licitación que prevé el Govern balear para 2023.

El auditorio, imprescindible, se prevé construir en dos fases, lo que significará moverse durante unos años más a las salas prestadas para los conciertos. Hay tres asignaturas curriculares ahora mismo sin aula, que se salvan mediante convenios con otras instituciones y entidades. Son Orquesta, Banda y Coro, explica la directora del centro, Mar Vidal.

El ambiente general en el Conservatorio en una tarde lectiva es de resignación y sobre todo de desconfianza máxima hacia las promesas políticas de una y otra índole. La sensación que invade a los profesores es que no se conoce ni tampoco hay interés por conocer lo que exigen unas instalaciones modernas para el estudio y la práctica de la música. Que no se les consulta, y que su sobresfuerzo pasa desapercibido.

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Baste como ejemplo que la sala de profesores para un total de 37 docentes es el antiguo trastero y tiene apenas 12 metros cuadrados. No disponen de biblioteca, ni de aulas de estudio insonorizadas, ni climatización. «Se ríen de nosotros, llevan más de 30 años saltándose normativa y no pasa nada», comenta con ironía una de las profesoras veteranas, Adelaida Ponsetí, quien fue delegada del centro y luego directora cuando éste se independizó del Conservatorio de Balears.

Retrasos encadenados

Los años de parálisis del proyecto hacen mella en el profesorado que, no obstante, dedica tiempo fuera de su jornada para que sus alumnos puedan tocar, trajinando instrumentos y atriles a otras salas cedidas, sin que eso entre en sus funciones. «La calidad educativa se mantiene doblando horarios y con el esfuerzo de la plantilla, haciendo masterclass en fines de semana que no se les paga», recalca la actual directora, Mar Vidal, quien lo último que quiere es que esta discusión pública sobre la sede desanime a los potenciales estudiantes.

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En la actualidad son un total de 191 matriculados en el Conservatorio, ha habido un descenso de inscritos en los últimos años, pero en los motivos confluyen distintos factores, apunta Vidal, incluido el descenso general de la natalidad y de los alumnos de Primaria. Además, lo estudios musicales son optativos.

Pero también apunta que el eterno debate sobre la sede puede perjudicar la imagen del centro. Hay cansancio, sí. Pero sobre todo lo que más les cansa es que el problema sea una pelota que va y viene entre los políticos mientras pasan los años y no se les consulta sobre la idoneidad de los proyectos que se plantean.

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La Sala Augusta no goza de aceptación entre la mayoría de los profesores consultados por 'Menorca - Es Diari'. Lo que sucede es que desean unas instalaciones dignas, que nunca pensaron que acumularían tanto retraso, y cuando hace años, en 2016, ya se habló de la Sala Augusta, ante eso o nada eligieron la posibilidad que parecía más viable con la esperanza de que fuera una realidad a corto plazo. Y aún esperan.

En el próximo pleno municipal de Maó volverá a debatirse el futuro de la sede del Conservatorio y los profesores aguardan con interés esa cita. Son conscientes de que la situación es crítica, tal vez un punto de inflexión para decidir su futuro.

La danza, discriminada

No hay espacio para esta disciplina, que nunca ha llegado a impartirse en las instalaciones actuales. El proyecto de la Sala Augusta tampoco lo contempla, explican desde la dirección del Conservatorio. No ocurre igual en los conservatorios de Mallorca y Eivissa, allí sí se pueden cursar los estudios de danza de manera reglada en los centros públicos. Los jóvenes menorquines quedan así excluidos de estas enseñanzas profesionales de formación en danza.

En 2021 el centro ofreció 22 conciertos pedagógicos

Además de las clases, el conservatorio realiza una actividad extracadémica que el año pasado supuso realizar 22 conciertos pedagógicos en colegios, que llegaron a un total de 850 alumnos. También se realizaron 24 muestras instrumentales en escuelas, llegando a 560 alumnos, y 18 ciclos de conferencias y masterclass de distintas especialidades de instrumentos.

De los dos grandes conciertos programados, el de Navidad se canceló por la pandemia de covid-19 y se llevó a cabo el de final de curso. El balance incluye las 52 audiciones -trimestrales con todos los alumnos-, y 17 recitales de fin de curso, el número de alumnos que acabaron el grado profesional.

La directora Mar Vidal deja constancia con este balance de que la plantilla pone todo lo que está a su alcance para que el déficit en las instalaciones no afecte a la formación.

Vidal resalta que músicos menorquines brillan en los concursos de instrumentistas, y cita entre otros a Toni Pons Carreras (trombón), representante de Balears en el concurso nacional de intercentros; a Martín Lopesinos (oboe), ganador del concurso de jóvenes solistas; o a Ariadna Cortés, quien ha sido tres años ganadora del certamen de piano de la fundación FIDAH. Xavier Larsson, Ona Cardona y Josep Portella salieron de estas aulas, menciona como ejemplos. «Si con estas instalaciones tenemos estos resultados, con unas buenas instalaciones el conservatorio de Menorca desde luego podría despuntar aún más», asegura.

Las claves
  1. Tres asignaturas curriculares no tienen aula y se imparten gracias a convenios

    En estos momentos hay tres asignaturas que no cuentan con aula, Orquesta, Banda y Coro, que se salvan mediante convenios con otras instituciones y entidades.

  2. No hay biblioteca, aulas insonorizadas de estudio y no tienen climatización

    Las carencias son evidentes. No hay climatización, no cuentan ni con biblioteca, ni con aulas de estudio insonorizadas. Y la sala de profesores es un trastero.

  3. Los profesores dedican tiempo fuera de su horario para paliar la falta de espacio

    Los profesores dedican horas que no cobran a ayudar a los alumnos en el traslado de instrumentos a salas cedidas e incluso hacen masterclass en fines de semana