Carlos González, gerente de la empresa, valorando los daños sufridos por un vehículo. | Gemma Andreu

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Después del granizo es el primero en llegar. Se trata de Carlos González, gerente de Eurovarilleros, una empresa especializada en el arreglo de las abolladuras que sufren los vehículos por las granizadas. El sistema que utilizan es más ágil y económico. De acuerdo con aseguradores y talleres, estos días ha realizado presupuestos de arreglo.   

¿En qué consiste? «Es un método artesanal en el que utilizamos las varillas. Son unos instrumentos largos, una combinación de metales que se fabrican en Estados Unidos, un material tratado duro y al mismo tiempo flexible de distinta longitud y grosor que aplicamos a través de luz, que es el secreto de nuestro trabajo», explica González. «A diferencia del chapista o el pintor que siempre trabaja con el tacto, nosotros trabajamos con la luz, que nos permite recoger cualquier tipo de imperfección. Entonces con las varillas lo que hacemos es masajear la zona para que la chapa, que en sí tiene memoria,    vuelva a su sitio», precisa.

Es más barato que la pintura, que los varilleros no utilizan, lo que supone ahorro además de evitar lija y prácticas medioambientalmente abrasivas. «Reparamos las abolladuras    para evitar cambiar piezas, si el caso es medio o leve conseguimos repararlo y queda perfecto sin que se note ningún tipo de daño anterior del paso de la tormenta», añade González.

Eso implica estar en el lugar de autos inmediatamente después. Recuerda el caso de Castellón el año pasado, donde hoy todavía llevan a cabo reparaciones. Ahora estaban en Tarragona dispuestos a viajar a Mallorca, que es donde apuntaba inicialmente la descarga que, sin embargo, se desplazó hacia Menorca, «nos organizamos para tener un margen de tiempo de actuación». Al día siguiente estaban aquí visitando concesionarios y aseguradoras, «que ya cuentan con nuestros servicios y colaboración y nos suelen llamar directamente», explica.   

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Aparentemente son los que más ganan con las granizadas, «también los talleres, que ha de sustituir piezas y material, como molduras, lunas y cristales, nosotros nos encargamos de las abolladuras, hasta donde se pueda reparar», apunta.

Es un sistema más avanzado que la masilla utilizada en estas vicisitudes, porque esta u otros materiales añadidos a la chapa «con los contrastes de temperatura se agrieta y el asegurado o cliente de la compañía vuelve a dar otro parte, mientras que con la varilla se repara sin agregar nada más y el problema se soluciona sin que se repita», señala.

La tormenta del jueves ha dejado varios meses de trabajo de reparación. Solo ha conocido otra granizada tan fuerte como esta el año pasado en Villareal, pero la peor fue la de unos años atrás en Mollerusa (Lleida), «cayeron unas piedras que dejaron coches para mandar directamente al chatarrero, a veces quedan los coches prácticamente de siniestro», recuerda.

Esa es una de las razones por las que las aseguradoras ya incluyen estos daños porque este tipo de fenómenos, en el contexto de cambio climático, cada vez son más frecuentes y generales. «En el hemisferio sur, donde ahora es invierno, el otro día cayeron unas piedras enormes en Argentina yBrasil».