Francesc Conesa propugna «el compromiso en la vida política y social»

Según el pastor de la Diócesis de Menorca, «los cristianos no podemos ser espectadores pasivos de lo que sucede, sino que debemos empeñarnos en transformar las estructuras de este mundo y trabajar para construir la civilización del amor». Porque quienes siguen a Jesús cuentan con «una propuesta alternativa de sociedad, de economía y de política que brota del Evangelio».

Conesa animó, de modo especial, a participar a los laicos: «sois llamados a no guardar vuestra fe en el interior, sino a vivirla y manifestarla en la vida pública; y la Eucaristía es un acicate para buscar nuevas formas de comunión económica, social y cultural a partir y a la luz del Evangelio».

Tras explicar que de la Eucaristía «nace el servicio de la caridad, porque el origen último de Cáritas es la Eucaristía», el obispo dijo nos impulsa a trabajar por un mundo más justo y fraterno: «el sacrificio de Cristo, que rememoramos en la Eucaristía, fue un sacrificio de liberación. Al celebrarla, somos interpelados para que también nosotros seamos agentes de liberación de los hombres y operadores de justicia y paz. Quien participan en la Eucaristía se convierten en personas que luchan por hacer desaparecer las injusticias que impiden la fraternidad entre los hombres».

«No podemos callar»

Francesc Conesa señaló en la homilía que «es necesario, en primer lugar, denunciar las injusticias. No podemos callar ante cualquier situación que degrade la dignidad del ser humano».

«La voz de los cristianos debería oírse bien fuerte en nuestra sociedad para denunciar el derroche de las riquezas, la corrupción, el trato indigno de los emigrantes y refugiados, el empobrecimiento de muchas personas, el crimen que supone poner fin deliberadamente a la vida de un enfermo o la degradación del medio ambiente», afirmó.