Manu San Félix, biólogo marino, comparte el mismo objetivo que dos de sus referentes, Félix Rodríguez de la Fuente y Jacques-Yves Cousteau, a quienes conoció a través de la televisión cuando era un niño. A día de hoy, ya ha participado en 30 documentales de National Geographic, casi todos como director de fotografía, y participa en varios proyectos para la conservación de la costa y el fondo marino. Este martes se proyecta el último de ellos, «Salvemos nuestro Mediterráneo», a las 19 horas en el teatro del Orfeó Maonès.
¿Hace cuánto tiempo que estudia el Mediterráneo?
—Unos 40 años, lo llevo haciendo incluso desde antes de empezar la universidad. Con dedicación absoluta y residiendo aquí desde hace 30 años.
¿Ha cambiado mucho el mar desde que empezó a estudiarlo?
—Sí, incluso cuando ya era joven había cambiado, y me di cuenta hablando con las personas mayores y viejos pescadores de que el Mediterráneo ya no era el mismo. Hablamos de hace 60 ó 70 años, cuando yo llegué ya no había apenas focas monje, las tortugas no eran como las que había antes, los peces grandes prácticamente ya habían desaparecido, hablo de por lo menos 30, 40 y 50 kilos, los tiburones habían sido esquilmados, los marineros hablaban de los centollos como de una plaga, etc.
¿Por qué surgió la idea de llevar a cabo este documental?
—Trabajo desde el año 2009 con National Geographic en un proyecto que se llama Pristine Seas, que es desde hace años el proyecto más importante de National Geographic, sobre todo en éxitos y resultados obtenidos en términos de protección marina. Entonces quería hacer mi propio proyecto, obviamente en lo que es mi casa, el Mediterráneo. Soy testigo de lo que está sucediendo aquí y quería transmitirlo de forma realista, pero sin caer en lo apocalíptico.
¿Cuáles son las principales amenazas que afronta este mar?
—El cambio climático, por supuesto, el problema del plástico que se veía venir, también llevamos décadas y décadas de sobrepesca... En cuanto a especies en peligro, la foca monje está prácticamente extinguida y aquí había una importantísima población, y las nacras, que es el segundo molusco más grande del planeta, ha sido recientemente calificado en riesgo crítico. Además hay especies invasoras, que es otra cosa que analiza el documental, y nosotros estamos influyendo de una forma u otra en estos cambios.
¿Cree que el documental ha causado el impacto esperado?
—Ojalá sirva para mejorar la situación. El objetivo de la película es transmitir, hacerlo de una forma amena, porque al final vemos la televisión también para entretenernos. El título es «Salvemos nuestro Mediterráneo», creo que estamos a tiempo y mi día a día está en esa lucha.
¿Qué debería hacer la administración?
—Aquí en Balears la extensión que tenemos de zonas marinas protegidas supone el 0,16 por ciento del litoral, y el compromiso firmado a nivel mundial es proteger el 10 por cien de las aguas territoriales, entonces así no vamos para nada en una dirección buena, hay mucho por hacer. No es una crítica, yo creo que todas las personas debemos ser pro administración y ayudar a las instituciones a hacer lo mejor para todos.
¿En qué otros proyectos colabora?
—Uno de ellos es el proyecto Posidonia Max, que es la primera cartografía en detalle puesta en una aplicación gratuita, para que todas las personas puedan fondear sin hacerlo sobre posidonia. Luego trabajamos en la cría en cautividad de caballitos de mar, porque cada año se están matando ciento cincuenta millones. También estamos en un programa muy ambicioso de educación ambiental, porque obviamente si conseguimos educar a los menores será la solución para acabar con todos estos problemas en el futuro.
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