Los imanes, los reyes del ‘souvenir’. Los hay de todos los colores, medidas y motivos, ya sean avarques, paisajes de la Isla, sargantanes, barcas, caballos o monumentos prehistóricos | Josep Bagur Gomila

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Verano, vacaciones e imanes, llaveros, abanicos, bolígrafos, lápices y libretas, ceniceros, colgantes y pulseras, vasos y tazas serigrafiadas, sargantanes, camisetas, sombreros, o reproducciones de faros de madera. Porque la temporada estival es la época por excelencia de los souvenirs, esos recuerdos que los visitantes acostumbran a llevarse de ese lugar en el que veranearon. Unos objetos que han ido evolucionando con el paso de los años, dejando atrás aquel mítico toro negro, de todos los tamaños, en alusión a la tradición taurina en España, o los recurrentes vestidos de sevillanas, o aquellos gigantescos sombreros de mexicano, que poca relación guardaban con la Isla.

Y eso es precisamente lo que ha ido ocurriendo estos últimos años, que los establecimientos que se dedican a la venta de souvenirs han ido introduciendo elementos más típicamente menorquines, para que el turista pueda tener un recuerdo más acorde con la realidad de Menorca.

Así lo explica, por ejemplo, José Vergara, quien asegura que «antes, el toro y la muñequita de sevillana se vendía a montones, pero ahora ya no, solo alguna bandera de España, ahora que ha habido la Eurocopa». En cambio, las nuevas tendencias se orientan hacia los imanes, de todo tipo y colores, así como a las pulseras, las camisetas o las sargantanes, de las que hay en forma de imanes, llaveros, colgantes, adornos decorativos, ceniceros... Aunque, eso sí, el problema de hoy es más bien económico. «Apenas gastan 10 o 12 euros con tres o cuatro cosas pequeñas, si vendes dos camisetas ya es todo un logro», afirma el propietario de Souvenirs Vergara, establecimiento de larga trayectoria en Maó.

Echando un vistazo al otro extremo de la Isla se comprueba que esta tendencia se mantiene. Joana Mercadal, de Loyan, en Cala en Blanes, confirma que los top ventas del verano son «los imanes y las pulseras, que se venden a montones, y nosotros, al estar en una urbanización, también tenemos mucha demanda de objetos de playa y buceo». Y es que ciertamente hay diferencia entre lo que ofrecen los comercios en las urbes y lo que uno se puede encontrar en los núcleos más turísticos. «Otra cosa que también se vende mucho son las camisetas y las avarques», piezas de vestir pero que por la tradición industrial de la Isla bien sirven a modo de recuerdo.

Coincidencia plena es la que expresan también desde la céntrica tienda de Maribel, en Ciutadella, desde donde Carol coincide en que lo más vendido son «los imanes y las tazas, y también las sargantanes, caballos, objetos con imágenes de calas, o camisetas con motivos de la Isla».

Preguntando a los propios turistas, dos chicas buscaban en Ciutadella «unas avarques y unas pulseras», mientras que un británico, Paul , señalaba en Maó que «hemos entrado para ver si hay algún recuerdo que nos podamos llevar a casa, quizá algún juguete para la niña». Y eso se acabó llevando de Maó, pompas de jabón.