Las líneas amarillas se borrarán y los peatones recuperarán el espacio que el diseño de la calle les otorga

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El tramo de calle que comprende desde Portal de Mar hasta la Plaça Espanya, en las inmediaciones del Mercat des Peix, volverá a ser de un solo sentido, concretamente de bajada. Los coches que procedan desde la Plaça del Príncep no tendrán más remedio, una vez llegados a este punto, que bajar al puerto. De este modo, el equipo de gobierno de Ara Maó y PSOE deshace una de las primeras decisiones que adoptó, en el verano de 2011, el PP liderado por Águeda Reynés.

El acceso a la Plaça Conquesta se realizará desde Portal de Mar, girando a la izquierda, pero el tráfico por este céntrico enclave quedará restringido a los vecinos y vehículos de servicios. La Plaça Conquesta no estará abierta al tráfico rodado, con lo que se reducirá considerablemente la presión de vehículos sobre la Plaça Constitució y el estrecho callejón empedrado que conecta a ambas.

La decisión se ha tomado en base a los informes policiales que advertían de un problema en el cruce de Plaça Espanya, sobre todo cuando más circulación hay, en verano. El lunes se comunicó a los vecinos de la Plaça Conquesta. La intención del equipo de gobierno es implantar la medida una vez hayan pasado las fiestas de Navidad, ya en 2016.

El cambio implica la desaparición de las líneas amarillas que definen los carriles en este tramo, en cuanto que el doble sentido de subida y bajada no se aviene con el diseño de la calle resultante de la reforma realizada en 2010, y que establecía un solo carril. En estos momentos los coches que bajan desde Portal de Mar pasan, en buena medida, sobre la zona reservada en teoría para los peatones, que apenas tienen espacio para circular en esta cuesta. Esto quedará subsanado. La alcaldesa Conxa Juanola asegura que se evaluarán los resultados del cambio y, si no fueran efectivos, se contemplaría su reversión.

Al mismo tiempo, el equipo de gobierno instalará carteles informativos en distintos puntos del centro de la ciudad para 'conducir' a los coches hacia los aparcamientos periféricos y disuadirlos de adentrarse en el núcleo histórico. Esto va en sintonía con el plan de movilidad de 2004, que se revisará y analizará, con ánimo reflexivo y la idea de recuperarlo paso a paso durante el mandato.