Guillem Ferrer y Marta Frias presentaron ayer la nueva campaña de Caritas | Javier Coll

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En contra de la tendencia española al aumento de la pobreza femenina, o a que la cara del 'sin hogar' sea la de un inmigrante, sobre todo los africanos, el perfil menorquín de estas personas que malviven es totalmente distinto. Hombre, español, sin cargas familiares, sin ingresos o con ingresos insuficientes y que lleva más de un año sin trabajo o sin cotizar a la Seguridad Social.

Este es el perfil de las 23 personas que en 2015 han tocado fondo en Menorca y que viven en pésimas condiciones, alojados en cuevas, cocheras, casas abandonadas o en ruinas e incluso en tanques donde no tienen acceso a agua, electricidad o gas butano. Lo ha dibujado Caritas de acuerdo con la larga experiencia de atención a los excluidos de la entidad católica y con la ayuda de los trabajadores sociales de los ayuntamientos de la Isla, ya que el recuento no resulta fácil.

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Pero la cifra global de los 'sin hogar' es mayor y alcanza en Menorca a 125 personas, de las cuales estas 23 citadas (dos han iniciado ya el proceso de salir adelante) son las que tienen un problema que se ha hecho crónico, los «descartados» de la sociedad, afirmaron ayer Guillem Ferrer, secretario general de Caritas, y Marta Frias, educadora de calle y responsable de los pisos sociales de la entidad, durante la presentación de la radiografía de la situación de las personas sin hogar en la Isla. La primera causa para llegar a esta situación suele ser la pérdida del empleo.

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