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Medio millar de personas se concentraron al mediodía de ayer en la Plaza Colón de Maó para mostrar su rechazo a la Ley de Seguridad Ciudadana que tramita el Gobierno, más conocida como 'Ley Mordaza', que está a la espera del visto bueno del Senado para ser aprobada. La protesta, que había sido convocada por una treintena de entidades, entre ellos todos los partidos de izquierdas, los sindicatos y diversas plataformas ciudadanas, sufrió un leve retraso por la confusión que había generado el cambio de ubicación de última hora con el objetivo de que no coincidiese con el acto festivo para los niños que el Ayuntamiento de Maó había programado en la Plaza Constitución.

Precisamente con menciones a ese cambio consensuado arrancó un acto que contó con la intervención de una de las portavoces de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH), quien denunció que la normativa que quiere aprobar el Gobierno es «un atentado contra la libertad de expresión y contra la democracia».

En ese sentido, desde la PAH aseguraron que «la ley mordaza ya ha llegado a Menorca», incluso antes de que entre en vigor, en alusión a la sanción recibida por un miembro de la plataforma por parte de la Dirección Insular del Estado: «Parece que al señor López-Cerón, (el delegado insular del Gobierno) le preocupa más que nos organicemos para entregar escritos al juzgado sin comunicarlo que las familias que estamos en riesgo de perder nuestro hogar. Cumplir la ley también es garantizar el derecho a la vivienda y en esa tarea no le hemos visto hacer ninguna exigencia».

Desde la PAH se dieron algunos ejemplos de las sanciones que implica la Ley Mordaza: «Prevé sanciones de hasta 600 euros por ocupar una sucursal bancaria y de hasta 4.000 euros por parar un desahucio». El mensaje más aplaudido por la abarrotada plaza: «Ante las leyes injustas el único camino es la desobediencia. No tenemos miedo ni demasiado que perder».

RESPUESTA COLECTIVA
Fueron palabras que precedieron al cántico de himnos de la lucha antifranquista como el 'Canto a la Libertad' de Labordeta, el 'Jo vinc d'un silenci' de Raimón o 'L'Estaca' de Lluís Llach y a la lectura de un manifiesto en que se denunció «el Gobierno no considera ciudadanos a todos los que, ante la crisis del sistema uy sus recortes sociales no bajamos la cabeza, nos organizamos, luchamos y nos movilizamos». La advertencia fue clara: «Si el Gobierno pone un precio individual a la protesta colectiva, nuestra respuesta tiene que ser aún más colectiva». La proclama final: «Violencia es no llegar a final de mes».