"Hem bastit el pessebre en un angle/ del menjador, sobre una taula vella;/ el pessebre mateix de cada any/ amb la mula i el bou i l'Infant/ i els tres Reis i l'estrella…"
La magia de la Navidad, de la "nit del misteri", queda difuminada sin el belén, con el ángel colgado sobre la cueva y el letrero "y en la tierra paz". Jordi Farrés Foraster, enamorado de ésta tradición, cumple hoy con la función de cicerone y, nos conduce, con mano de experto, a un mundo en que los niños se sienten más niños y los mayores más sensibles; fruto todo ello de la magia de la Navidad.
Y de repente apareciste. ¿Qué te trajo a Menorca?
Una oferta profesional inicialmente para tres meses y que se convirtieron en algunos más, y aquí sigo, feliz porque acerté al quedarme porque he compartido mi vida, y la comparto con la "bona gent menorquina".
Barcelonés de pura cepa me imagino que tus inicios escolares se desarrollaron en la Ciudad Condal.
Claro, pero ten en cuenta que nací en 1930 y en aquellos años la cuestión educativa no estaba tan reglada como ahora; tras la contienda civil estudié en un colegio regentado por jesuitas, hasta que comencé a trabajar.
En concepto de …
Vendedor libre -a comisión- de zarzaparrilla, también de limonada y naranjada; todavía no había aparecido la Cola-Cola y la zarzaparrilla era el no va más; la jefa, la directora de la empresa, era prima del generalísimo, de Franco, y su marido director de Firestone España y fue ella la "responsable", indirectamente, de mi venida a Maó.
¿Qué sucedió?
Que su marido no estaba del todo satisfecho con la marcha de la sucursal de Firestone y andaba buscando a alguien de confianza para que, durante tres meses, se hiciera cargo de dicha sucursal y fue entonces cuando su mujer le propuso mi nombre… El resto vino por su cauce natural: propuesta interesante que acepté de inmediato y me vine para Menorca.
Por tres meses y solo.
Sí, mi mujer y mis hijos se quedaron en Barcelona pero por una razón muy simple, los estudios de mi hija, que contaba con trece años de edad y mi hijo de solo siete; al acabar el curso escolar nos reunimos nuevamente, pero aquí, en Maó.
La oferta se alargó, ¿cierto?
Del todo, el director general quería que prolongase mi estancia aquí, propuesta que no acepté pero le propuse quedarme definitivamente; de lo contrario, le dije, regresaría a Barcelona en donde tenía apalabrado un nuevo trabajo.
Y él aceptó.
Sí, incluso me nombró una secretaria, a mi mujer, algo maravilloso para un matrimonio en unos años en que la mujer solía dedicarse a las tareas del hogar… Y tanto ella como yo hemos sido "fieles" a Firestone hasta el momento de la jubilación.
Estamos hablando del año 1970. En el aspecto de trabajo y demás, ¿cómo era aquella Menorca?
Totalmente diferente a la actual; Firestone operaba en Ciutadella y en Maó; la plantilla total era de unos doce operarios y yo, como jefe de ventas, recorría toda la Isla; era un trabajo muy agradable que me permitía estar en contacto y conocer a mucha gente; por lo demás, la tranquilidad se respiraba en cada esquina, era un placer no solo pasear sino también salir de compras o por motivos de trabajo; paz y tranquilidad.
¿Hubo algo especial que te sorprendiera gratamente?
Muchas cosas, muchísimas pero sobre todo una, que toda la gente se conocía, los unos a los otros; era un tiempo en que había muy pocos forasteros lo cual facilitaba este mutuo conocimiento personal, ahora ocurre todo lo contrario, los de fuera, incluso de otros países, son casi "legión".
Los tiempos cambian o evolucionan tal como ocurrió en lo que se refiere al trabajo.
Efectivamente aunque el cambio más importante se fraguó con la llegada del turismo; antes la evolución había sido más lenta pero efectiva, que se tradujo en más trabajo lo cual hizo que el nivel de vida mejorase; pero el espaldarazo definitivo vino de la mano, tal como te he dicho, del turismo.
Y llegó la Navidad y te diste cuenta que la tradición de los pesebres, de los belenes era escasa; los había en las casas particulares pero no en el ámbito público.
Así sucedía y me sorprendió; en las iglesias instalaban un nacimiento pero no los tradicionales belenes que yo conocía e intenté hacer algo para cambiar este forma de proceder.
Objetivo que conseguiste, porque en 1971 "inauguraste" tu primer pesebre.
Hablé de ello con don Guillermo Pons, que en aquellos momentos era el cura ecónomo de Sant Francesc y acogió la idea con simpatía y entusiasmo y en el Claustro de dicha iglesia montamos el primer pesebre, que tuvo un gran éxito; de hecho Navidad sin pesebre, sin nacimientos o belenes, se me antoja que es menos Navidad, por lo menos desde mi particular visión enraizada en la cultura mediterránea.
Y el Grup de Pessebristes, ¿cuándo lo fundaste?
Aquel mismo año, es decir, en 1971, de ahí que estemos celebrando el 40 aniversario de dicha fundación, lo que constituye para mí un motivo de satisfacción.
Grupo que goza de todas las "bendiciones"
Sí, toda vez que formamos parte de la Federación Española de Belenistas y de la catalana de pesebristas; confederación ésta en la que no existe cuota, es un ente totalmente altruista.
Con respeto a los dioramas, que recuerdo causaron una autentica expectación, ¿cómo vino?
Como consecuencia de lo anterior; en realidad los dioramas son pequeñas maquetas que detallan unas determinadas escenas del belén, ya sea la posada, la llegada de los Reyes, o cualquier otro detalle; y es cierto, como has dicho, que la primera muestra constituyó un gran éxito.
La primera y las que han venido posteriormente; también hubo una muestra por Semana Santa, ¿qué ocurrió?
Que no tuve la aceptación esperada y la dejamos para tiempos mejores; dicha exposición se desarrollaba sobre temas de la Pasión, pero no contó con el placet de la gente y no repetimos.
Para que la tradición perdure es importante contar con una cantera, digámoslo así; en este aspecto, ¿qué política seguís?
Cada año convocamos un seminario o cursillo; lo iniciamos en noviembre, con una duración de seis días repartidos en tres semanas; las clases se imparten los sábados y domingos por la tarde para facilitar la asistencia a las mismas y, hasta el momento, todos los cursillos se han desarrollado perfectamente y con gran interés por parte de los alumnos.
¿Llegan a montar un diorama?
Claro, y son expuestos como muestra del trabajo realizado por cada uno de ellos.
¿Técnica complicada o sencilla?
Más bien sencilla; lo primero es saber lo que quieres hacer en base a fotografías y un dibujo, el resto es ir construyendo sobre pladur lo previamente plasmado; el pladur es un material en el que con un soldador eléctrico puedes ir trazando, con suma facilidad, lo que pretendes hacer; pintura y demás detalles vienen a ser el complemento.
¿Algún "obstáculo" a superar?
Ninguno, en ocasiones resulta difícil encontrar las figuras más idóneas para cada diorama porque existen pocos fabricantes que se dediquen a ello, en Olot es donde puedes "abastecerte" mejor, porque allí hay una tradición muy arraigada.
Ayudas, ¿contáis con alguna?
Sí, aunque mesuradas; tanto el Consell como el Ayuntamiento de Maó siempre se han mostrado receptivos y la Caixa, desde el primer momento, nos ha cedido su local, del Carrer Nou, para montar la exposición.
Este año es el del 40 aniversario. ¿Satisfacción?
Máxima porque representa la continuidad de un trabajo y el reconocimiento de la sociedad.
El pasado fin de semana, en la inauguración, hubo un reconocimiento obligado para ti y otras personas.
La placa con la que me obsequiaron fue una "grata sorpresa navideña", inesperada y enormemente cariñosa, las otras, merecidísimas, a don Guillermo Pons, por su apoyo en el primer montaje realizado en el claustro de Sant Francesc; otra fue para Antonio Pons, el primer "ayudante", que con tan solo trece años se involucró en esta apuesta y la tercera fue para la Caixa, por su continuada colaboración.
Aunque los dioramas son tu mejor tarjeta de visita, has colaborado en otras actividades, dentro del concepto festivo-cultural. ¿Las repasamos?
Como quieras. Por primera vez organicé lo del Paje Real, luego he estado en la organización de la cabalgada de los Reyes Magos y en otras "batallas", como el belén viviente, que también montamos aunque desistimos de hacerlo por el trabajo que ocasionaba, pero colaboro con el del Colegio de San José, al igual que con el que este año el Ayuntamiento ha instalado en la plaza de la Constitución.
Siguiendo en esta línea diré que has sido secretario, durante un largo periodo, del Orfeón Mahonés.
Pues sí, lo he sido y durante catorce años; una etapa muy gratificante y bonita; al llegar a Maó me sorprendió el "caliu" del Orfeón y el peso específico que todo lo cultural tenía: era una ciudad culturalmente viva y esto me impacto positivamente y quise formar parte de este movimiento.
Otro apunte es el de la fundación de una cofradía.
La Cofradía de Sant Pere, de la parroquia de La Concepción; la cofradía más joven de Maó y que sale en las procesiones de Semana Santa; cuando existe ilusión por hacer algo todo resulta fácil, y aquí la había, y el éxito se dio de inmediato.
¿Has estado alguna vez sin hacer nada, sin estar metido en algún berenjenal?
No, nunca; soy una persona inquieta y me siento realizado haciendo algo por los demás, y de esta forma "mejorar" mi entorno y a mí personalmente.
Del Grup de Pessebristes tú fuiste su primer presidente, luego, ¿quiénes han ocupado este puesto?
Mi relevo fue Antonio Pons, "s'escolanet" que empezó conmigo en Sant Francesc, luego llegó Fernando Villalonga y actualmente lo es Martí Olives.
En las elecciones municipales de 1983, las primeras en que Borja Carreras Moysi sentó "sus reales" y los del Partido socialista; tú aparecías en la lista de AP-PDP-UL que encabezaba Victoria Florit Escrivá y saliste elegido como concejal, ¿lo recuerdas?
Claro; entré en política sin ser político y durante el mandato me reafirme en la idea de que no era lo mío; en realidad de los cuatro años solo ejercí como tal, como concejal de AP en los dos primeros, luego quise dimitir pero… Continué, aunque sin que mi presencia fuese precisamente destacable; la política, tal como se lleva, no me seduje, pero probé porque hay que estar al quite e intentar colaborar en la cosa pública.
De aquel Maó que te encontraste a este de ahora, ¿qué diferencias más notables destacarías?
La tranquilidad que hemos ido perdiendo; hoy el ritmo de vida es diferente al de los años setenta, pero en aquel Maó que conocí como en este de ahora he sido, al igual que mi familia, muy feliz y me siento como un mahonés más.
De ti diría que te "lanzaste" al ruedo cultural.
Sí, aquí se vive la cultura muy intensamente y en todos sus apartados, música, pintura, teatro en fin, la amplia gama cultural que aquí está siempre presente.
Dices que para ti el Orfeón es punto y aparte.
Lo es, no solo por los años en que trabajé en dicha entidad sino también porque está enraizada en el pueblo formando parte de éste "caliu" cultural de nuestro pueblo.
Intuyo que la religión es parte importante de tu vida.
Sí, por mi formación, incluso fui "escolanet" en los jesuitas de Palua en Barcelona y la vida sacerdotal llegó a atraerme, pero escogí otro camino.
Y de la guerra, de la nuestra, ¿tienes algún recuerdo?
Pocos, algún bombardeo y para de contar; lo que si recuerdo es un registro realizado en mi casa, sin consecuencia alguna, y en que "salvé" este Sant Jordi, porque mis abuelos tuvieron la feliz idea de quitarle la corona y convencieron a la policía de que era un juguete mío; que se trataba de un guerrero que luchaba contra un dragón.
La crisis nos ha caído con la guardia baja. ¿Te preocupa?
Mucho porque pesa sobre cada uno de nosotros como una losa y esto hace que la gente esté excesivamente preocupada y sin que se vislumbre un futuro mejor.
¿Qué propondrías?
Elevar la moral, el ánimo y colaborar positivamente en todo cuanto podamos.
La otra losa es el paro.
Cierto y con su carga negativa por muchos factores. Al paro hay que atajarlo ya.
Y a Menorca, ¿cómo la ves?
Algo desconocida y descentrada, sin saber a ciencia cierta hacía dónde tirar.
En este momento, lo mejor para ti y tu esposa me imagino que son los dos nietos.
¿Cierto?
Del todo; ser abuelo o abuela, es algo maravilloso.
¿Qué le pides a la vida?
Salud para todos con especial énfasis para los míos.
Acabaré con la misma "nadala", de Miquel Martí i Pol con la que empecé: "I en la nit del misteri hem cantat/ les antigues cançons/ de la mula i el bou i l'Infant i els tres Reis i l'estrella./ I oferíem la nit amb els ulls i les mans./ I cantàvem molt baix, amb vergonya potser de saber-nos germans/ de l'Infant i de tots en la nit de la gran meravella."
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