La cita tuvo lugar en la sala de audiencias del Claustre del Carme, donde el músico se dirigió a estudiantes y profesores en un ameno encuentro. Hubo tiempo para recordar su infancia en la Isla, hablar de la profesión y también interpretar algunas piezas. Pero la lección más importante fue la de aprender la suerte que supone «descubrir tu pasión» y cómo hacer «con entusiasmo» que perdure en el tiempo.
«En la vida profesional de cualquier oficio hay momentos maravillosos y otros difíciles -comentó-, pero si estás convencido de lo que te gusta y tienes pasión por ello, logras superar las dificultades que se van presentando y disfrutas de lo que has elegido en la vida. Si lo que haces es tu pasión, todo ese esfuerzo pesa mucho menos».
Sobre el inicio de su pasión por la música, recordó cómo su padre le ayudó a dar los primeros pasos en el mundo de la guitarra. «Era un niño muy tímido, me costaba entablar conversaciones con las personas que venían a casa de visita», comentó, «sin embargo, cuando mi padre me animaba a tocar un poco la guitarra para los amigos que nos visitaban, yo era muy feliz, notaba que era mi momento especial para mostrar algo que me gustaba, era mi oportunidad para compartir lo que me hacía disfrutar».
Y entre recuerdos y consejos, también hubo espacio para la música en directo. De manera magistral interpretó una fantasía de José Brocá, tres piezas de la serie «Los castillos de España», de Moreno Torroba, cuatro movimientos de una suite de Benedetto Marcello y la «Gran Jota de Concierto» de Francisco Tárrega.
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