Las obras de la retrospectiva ya han sido instaladas en la galería con sede en Maó | Galería Cayón

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La sede de la galería Cayón en Menorca ya tiene todo a punto para la inauguración el 3 de junio de una nueva temporada que, como ya avanzó este diario el pasado marzo, estará protagonizada por Jesús Rafael Soto (Venezuela, 1923; Francia, 2005), quien está considerado como uno de los máximos exponentes a nivel mundial del arte cinético, una manifestación plástica que da sensación de movimiento.

La colección, integrada por más de cuarenta obras, recorre el trabajo del creador entre 1951 y 2004 y que se podrá visitar hasta el 29 de agosto. «Presentamos una de las muestras más ambiciosas dedicadas a su trayectoria organizadas en los últimos años», apuntan desde la galería, que destaca la figura del venezolano como alguien que «desempeñó un papel fundamental en la redefinición de la obra de arte». En ese sentido, destacan que «rompiendo con la convencional separación de pintura y escultura, su práctica se movió progresivamente más allá del ámbito visual para hacerse emblemática en el giro radical que daría el objeto artístico en años posteriores».

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Trascendiendo la investigación óptica de sus inicios, recuerdan los responsables de Cayón que Soto desde muy temprano comenzó a interesarse por el arte geométrico y el constructivismo. En París, donde desarrolló gran parte de su obra desde su traslado a la capital francesa en 1950, expuso en el Salon des réalités nouvelles. Allí conoció a personalidades como Vasarely, Yves Klein, Jean Tinguely o Alexander Calder, pasando a formar parte del primer grupo de artistas cinéticos con la célebre exposición «Le mouvement» en la Galería Denise René (1955). En este contexto, se involucró en la exploración del tratamiento del espacio tridimensional.

En un punto de su carrera, Soto intenta ir más allá de la representación bidimensional con el fin de introducir el movimiento y comienza a ver mucho más allá de la superficie plástica, llegando a incluir de una forma más determinante al espectador en sus obras de arte y confiándole un papel activo y fundamental en el nuevo objetivo focal de su obra, que tiene que ver con el concepto de que «sin espectador, la obra no existe», explican desde la galería.