Jesús Rafael Soto en su exposición en el Musée d’Art Moderne de la Ville de Paris, Francia, que exhibió en el verano de 1969. En Menorca, además de sus cuadros, también se podrán contemplar algunas instalaciones. | © ANDRÉ MORAIN. CORTESIA: ARCHIVES SOTO

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La sede de la Galería Cayón en Menorca volverá a contar este verano con la propuesta de un artista de primera línea. Se trata de Jesús Rafael Soto (Venezuela, 1923; Francia, 2005), quien está considerado, según explican los responsables de la muestra que visitará Maó, «como uno de los máximos exponentes del arte cinético a nivel mundial», una manifestación plástica que da sensación de movimiento.

Una selección de algo más de una treintena de obras, entre las que se incluyen también instalaciones, será la propuesta que se podrá contemplar, entre el 3 de junio y el 31 de agosto, en la galería mahonesa que ocupa desde hace unos años el edificio que antiguamente albergaba el Cine Victoria. La exposición abarcará su producción entre 1951 y 2004.

Soto está considerado como uno de los artistas más importantes del siglo XX, con presencia en los museos más prestigiosos del mundo. El proyecto que llega a Menorca, cuarto del artista en la galería internacional, se realiza de la mano de la Sucesión Soto y Atelier Soto de París, entidades con las que Cayón lleva colaborando desde hace más de una década.

Relatan desde la entidad que gestiona su legado que Soto, desde sus inicios, intentó siempre ir más allá de la representación bidimensional de las formas geométricas con el fin de «introducir el movimiento, utilizando el método de la repetición». En los años 50 se trasladó a París, ciudad en la que tuvo la oportunidad de conocer y experimentar el vibrante ambiente artístico que por entonces se desarrollaba en la capital francesa.

Fue en Francia donde conoció a artistas de la talla de Tinguely, Vassarely o Calder. Precisamente dicho contexto coincidió con cuando comenzó a alejarse del plano estrictamente pictórico con el fin de explorar nuevas posibilidades plásticas, centrándose en la reflexión en torno al espacio tridimensional.

Siguiendo ese mismo procedimiento, realizó en 1957 sus primeras obras intituladas «Vibration», constituidas de marañas de hilos de metal y de materiales que consigue en la calle colocados sobre una superficie estriada en blanco y negro.

Una de las obras (1960), sin título, que se exhibirán este verano en Maó. Foto: David Bordes © Archive Soto

Explican desde Cayón que «sus piezas, generalmente compuestas por varillas rayadas, colgadas delante de planos, generan una gran variedad de juegos ópticos que provocan en el espectador la percepción del movimiento, que sin embargo es ilusorio».

Persiguiendo el objetivo de que el espectador se sitúe en el centro de su obra, el venezolano realizó en 1967 sus primeros «Penetrables», unas piezas que se caracterizaban por estar compuestas de varillas de metal o de filamentos de nylon suspendidos en el espacio.

«Rombo rosa y blanco» (1970). | Foto: David Bordes © Archive Soto

En la página web oficial sobre su figura y obra, recuerdan también que le encargaron numerosos proyectos de obras públicas para el ámbito internacional, inscribiendo su trabajo en el espacio y la arquitectura, como por ejemplo en una de las sedes de la Unesco en París en 1969 o en el Complejo Cultural Teresa Carreño de Caracas en 1972.

A lo largo de su prolífica carrera recibió numerosas distinciones, entre las que destacan el premio Nacional de Artes Plásticas de Venezuela en 1984 y el premio Nacional de la Escultura otorgado en Francia en 1995. En 2019, su producción artística se exhibió en el prestigioso Museo Guggenheim Bilbao.