Menorca se despide de una de las figuras más importantes de su música en las últimas décadas. La muerte de Sente Fontestad (Ciutadella, 1957-2023) ha conmocionado al mundo de la cultura. El perfil del músico, conocido por ser el batería de la popular banda Ja t'ho Diré, ha trascendido más allá de lo puramente artístico, algo que se puede comprobar en la huella que ha dejado. Hace unas semanas, los miembros del grupo Manners, con motivo de su regreso tras un largo silencio, rememoraban cómo Fontestad jugó un papel clave en su carrera al abrirles las puertas de su local de ensayo.
Una virtud, la de su generosidad, de la que también habla Leonmanso, uno de los artistas que Sente tenía en cartera dentro de su agencia de representación. «Siempre estaba dispuesto a ayudar a la gente joven a empezar a abrirse camino. Hacía bien su trabajo y con una conducta intachable, era un gentleman, alguien único», rememora el cantautor, quien no duda en afirmar que «es una de las personas más importantes para una generación de músicos de Menorca. Trabajó por el bien de la cultura y la música, y también por el bien en general».
Fontestad fue un hombre muy polifacético que, más allá del arte, también se implicó en el mundo de la política municipal como concejal del PSOE (2007-2011), pero antes de dedicarse a la música, trabajó durante años como auxiliar de farmacia. También se acercó al mundo de las ondas colaborando en el programa de Radio Popular «Veus Joves», para posteriormente, junto a su amigo Joan Juaneda, centrarse en un programa exclusivamente musical, «Diàlegs amb sa música» que después continuó como «Onda Dos» junto a Llorenç Melià. Así lo recuerda el historiador Josep Portella en la semblanza dedicada a Fontestad en su volumen de «Biografías menorquinas».
Aquella fue la semilla que desembocó en su pasión por tocar la batería y que culminó con el amplio éxito cosechado como miembro de los Ja t'ho Diré. Antes de eso pasó por un par de orquestas menorquinas, Qui y Sifasol, e incluso llegó a probar suerte en el mundo del teatro con la compañía Nura.
Tras la separación de Ja t'ho Diré, siguió ligado al mundo de la cultura a través de diferentes vías, trabajando para la discográfica Música Global y más adelante fundando su propia agencia de representación de artistas, Imés Management. Entre medias, regentó en Ciutadella el Bar Si Vens Cafè, lo que en palabras de Quim Torres, del dúo Delên (a quien también representó Fontestad), marcó «una época inolvidable en el pueblo, todo lo que estuviera relacionado con la cultura en aquel tiempo estaba allí dentro». El artista recuerda la característica sonrisa de Fontestad, «la de alguien siempre dispuesto a dar buenos consejos y ayudar a los grupos que empezábamos».
Resulta indudable que la figura de Fontestad pasará a la historia de la música menorquina ligada al nombre de la banda con la que triunfó. Sin embargo, destaca la escritora y periodista Esperança Camps, que recogió en un libro la historia del grupo, que más allá de la dimensión del artista que se dibuja en ese conjunto, la figura de Sente se tiene que leer de una forma más global. «A finales de los 70, una época muy dura en Menorca en cuanto a vida cultural, comenzó a participar en todo tipo de actividades para impulsarla», explica la autora, que rememora como «el músico se sumó a todos los movimientos que hacían abrir la Isla. Como percusionista era brillante y divertido y sobre el escenario transmitía optimismo». Una reflexión que bien sirve para definir el gran legado de Fontestad.
El apunte
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