En 2010 visitó la Isla como estrella del festival de Joventuts Musicals de Ciutadella. ¿Qué supone regresar a Menorca y actuar en un espacio tan singular ?
—Me hace mucha ilusión. Es una isla que tiene muchos atractivos, tanto turísticos como de naturaleza y, además, culturales. Para el mundo de la lírica, Menorca posee un tesoro que no conoce todo el mundo, el Teatro Principal de Maó. Pero en esta ocasión el escenario en el que voy a cantar es otro tesoro, al aire libre, el Castillo de San Felipe, un espacio natural protegido que le convierte en un enclave maravilloso, mágico y único y que está suponiendo para la organización un plus de trabajo, ya que se trata de un entorno con el que hay que ser muy respetuosos.
Un formato de festival un tanto diferente.
—Lo considero un ejemplo perfecto de unión de turismo y cultura. España cuenta con una enorme cantidad de atractivos que en este caso se conjugan de una manera perfecta: gastronomía, arte, naturaleza, vacaciones y turismo. Esa unión de elementos irrepetibles va a convertir el recital en una experiencia maravillosa, tanto para mí como intérprete como para el público, que va a tener ocasión de disfrutar y de compartir con nosotros sensaciones y vivencias a través de la música y de la lírica que van a ser inolvidables.
Ha pasado tiempo desde su anterior visita. ¿Cómo ha cambiado como persona y como artista?
—Como a cualquier persona, el paso del tiempo nos hace madurar y aprender. En mi carrera siempre tenemos que estar aprendiendo y enfrentándonos a nuevos roles y desafíos, que me han hecho crecer como intérprete y como artista. Mi voz ha evolucionado y ha sido capaz de adaptarse a nuevos retos que hace años eran impensables y que me han permitido y me están permitiendo seguir disfrutando de mi voz. La vida en general es un continuo aprendizaje a todos los niveles: personal y artístico. Creo que debemos entender que es un camino cuyo objetivo es acercarnos a la excelencia y que con afán de superación cualquier persona puede superar los desafíos que nos presenta.
¿Cómo marca haber sufrido problemas de salud y haber estado tan cerca de la muerte?
—Lo que me ha pasado recientemente con mi salud y la superación de una septicemia me ha cambiado en muchos aspectos. Ahora valoro cosas que antes no daba importancia, evito situaciones y personas que considero tóxicas y, sobre todo, no le temo a la muerte porque, como ya he dicho en otras ocasiones, yo he estado muy cerca, he estado allí y sé que es un estado de paz. A nivel vocal disfruto mucho de mi voz, que ya está recuperada y valoro la nueva oportunidad que me ha dado la vida para poder seguir siendo vehículo de transmisión de emociones y sentimientos que, verdaderamente, espero compartir y hacer llegar al público de Menorca.
¿Cómo hace para preservar y mantener la voz en forma?
—Tuve ocasión de escuchar al gran maestro Alfredo Kraus decir que «a la voz hay que escucharla». Es muy importante saber qué se puede y qué no se puede o se debe cantar en cada momento, qué roles puedes o no cantar, saber cuándo tu voz está lista para qué tipo de repertorio. Por eso es muy importante tener en cuenta que en esta carrera quien manda es la voz, no la puedes obligar, hay que ser tremendamente respetuosos con ella, cuidarla y trabajarla. La voz es un instrumento que está vivo, el mismo con el que hablas y te expresas a lo largo del día, por eso hay que ser muy conscientes de no someterla a cansancio o a situaciones que la pudieran poner en riesgo. Hay que tener unas rutinas, especialmente los días en los que canto, de reposo vocal y de concentración.
¿Qué tipo de repertorio nos tiene preparado?
—Hemos preparado con mucha ilusión un programa precioso integrado por una selección de canción iberoamericana, canciones de Falla, de Obradors, romanzas de zarzuela y alguna otra sorpresa que espero sea del agrado del público. Es variado y exigente, al alcance del público amante de la lírica como de todo aquel que, sin serlo, quiera disfrutar esta experiencia única y maravillosa, porque le va a sorprender gratamente.
¿Qué le parece el formato de festivales en el que conviven géneros tan distintos como el flamenco, el pop, el rock, la ópera o la lírica?
—Me parece un formato perfecto. Si la música es buena da igual a qué estilo pertenezca ni cómo queramos etiquetarla. Es importante ofrecer música de calidad para todos los gustos, de todos los estilos y para todos los públicos.
¿Cómo se presenta la temporada estival y qué proyectos tiene previstos de cara al futuro?
—Afortunadamente y después de lo que ha pasado, mi voz ya está recuperada y mi agenda gracias a Dios tiene compromisos muy ilusionantes de ópera y de recitales. Este verano me está permitiendo cantar en sitios de una belleza extraordinaria, naturales, únicos y encantadores que convierten cada recital en una experiencia espectacular. Aprovecho esta oportunidad para invitar al público de Menorca a asistir el Lazareto Festival y disfrutar y compartir la enorme cantidad de sentimientos y emociones que la música es capaz de comunicar y que espero poder compartir con todos ellos.
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