El sirio Mohammad Al Attar, en la conferencia final | David Arquimbau

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El teatro ha sido el punto de partida y el destino final de la cuarta edición de las Trobades Mediterrànies Albert Camus. La popular frase del Premio Nobel francés en la que se refería al escenario como uno de esos lugares en los que es feliz fue la semilla para el título de la cuarta edición: «Los lugares del mundo». Si en la jornada inaugural el protagonismo recayó en unas intervenciones agrupadas bajo el lema de «los lugares de resistencia», ayer fue el turno de «los lugares de invención de lo posible».

El mundo del arte dramático, tomando como referencia la frase de Camus, se abordó desde tres perspectivas diferentes. Un triángulo formado por la gallega Marta Pazos, el marroquí Driss Ksikes y el sirio Mohammad Al Attar. Los tres fueron los encargados de poner el broche final al encuentro camusiano con un repaso a sus carreras y sus inquietudes artísticas.

La polifacética Pazos se ocupó de abrir la charla. «El pensamiento de Camus me representa», confesó nada más empezar en relación a su felicidad compartida sobre el hecho de estar en un escenario. Optó por remontarse en el tiempo para dibujar la línea de su vida en un mapa y hablar de una carrera artística en la que se decanta «por la visión periférica, no solo mirar al centro. Miro al lugar que otros no miran, a eso le llamo estar conectada», confesó.

Así desgranó algunos detalles de una carrera que arranca en Bellas Artes para centrarse en la pintura y evolucionar hacia las artes escénicas. «Mis cuadros son algo teatrales», resume Pazos, quien reconoce que «cuando me subí a un escenario ya no me volví a bajar». Sobre su participación en las ‘Trobades', aseguró que «ya ha tenido un impacto directo en mi pensamiento y mi obra. Cada proyecto es una aventura vital y un aprendizaje».

Tomó el relevo en la palabra Al Attar, quien se apropia también de la frase de Camus, aunque en su caso se decantó por reformularla: «El escenario del teatro es un lugar donde también me siento inquieto y desasosegado, pero uno de los pocos lugares del mundo desde los que contemplo la esperanza».

Con el panorama bélico de su país como telón de fondo, el dramaturgo definió su obra a través de tres temáticas: la justicia, la escritura de la historia y la esperanza. Al Attar se aferra a ese último concepto para seguir haciendo teatro en un mundo en el que a veces le cuesta encontrar las razones para continuar. «Es algo que nos mantiene vivos, nos resistimos a caer en el pozo de la desesperación, resistirse a ella es un acto político. No sé si podemos inventar la esperanza a través del teatro y el arte, pero sí sé que lo estamos intentando», concluyó.

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Continuó Ksikes reconociendo que cuando escuchó la frase de Camus «me imaginé a mí mismo diciendo exactamente las mismas palabras». El escritor y dramaturgo armó su intervención también a través de un viaje por una serie de recuerdos para acabar reconociendo que para él el teatro es un espacio «donde se mezcla placer e inquietud», además de un lugar «de experimentación única» y uno de los pocos sitios «para acabar con los estereotipos de raza». En sus conclusiones enfatizó su concepción del arte «no como un producto, sino como una invitación a la    reflexión y el debate».

Una invitación a seguir «creando   y soñando»

«Si queremos encontrar sentido a la vida, si queremos salir de ese callejón sin salida, uno de los remedios que tenemos es el de la creación». Con esa frase recordó Alexis Lager la filosofía de Albert Camus como solución a los problemas que acechan al mundo actual: las crisis climática y migratoria, la covid, la guerra en Ucrania, la inflación general... En ese sentido, durante una intervención titulada «Toda creación es un regalo para el futuro», el secretario de la Societat d'Estudis Camusians, sostuvo con convicción que «no hay vida sin proyección hacia el futuro».

El profesor francés experto en Camus, Alexis Lager | David Arquimbau

No obstante, apuntó que siguiendo el pensamiento del Premio Nobel francés, «la idea de futuro solo tiene relación con el presente.El futuro está en el presente», puntualizó. Habló el profesor galo de la creación relacionada con el concepto de «donación», es decir, de ofrecer algo de manera gratuita. Y recordó que Camus en «El hombre rebelde» ya escribió que «la verdadera generosidad hacia el futuro consiste en darlo todo en el presente».

Así, el estudioso defendió también cómo el don creativo «nos abre una puerta que las generaciones venideras podrán utilizar o no». Incidió también Lager sobre cómo la belleza natural conmovía el espíritu de Camus, quien tenía confianza en que    el hombre recuperara el contacto con la naturaleza «para aprovechar el modelo que nos propone».

Terminó su intervención afirmando que cuando nos rendimos ante el pesimismo, «la creación artística nos puede dar el futuro». Es por ello que a su juicio «tenemos que seguir soñando y creando, que es lo que nos dice Camus» y «lo que está sucediendo aquí (en las Trobades) es una creación», concluyó.

Hauser & Wirth acoge las conclusiones y el arte del bailarín Israel Galván

Los encuentros mediterráneos de pensamiento, reflexión y diálogo arrancaron el viernes en el Teatre Principal de Maó con una gala inaugural en la que se entregaron los Premis Albert Camus 2022, continuaron con las ponencias y debates en Sant Lluís y llegaron a su fin ayer tarde en la Illa del Rei, en las instalaciones de la galería Hauser & Wirth.

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Los asistentes aprovecharon para visitar la exposición que acoge, «Después del Mediterráneo», y pudieron escuchar las conclusiones de las Trobades con la intervención del periodista y escritor Alfonso Armada. El colofón llegó de la mano del bailarín Israel Galván y su espectáculo titulado «Solo».