El mar siempre ha sido una fuente inagotable de inspiración para los artistas. También para Toni Riera (Lleida, 1974), aunque en su caso se sirve de él de una forma diferente, recogiendo lo que la masa de agua lleva hasta el litoral para reciclarlo y dar una nueva vida a los objetos. Este mes de febrero se cumplen 20 años desde que aterrizara en la Isla, y con motivo de ese aniversario ha montado la exposición «20 anys de ninots d'en Tonet», que hasta el 4 de marzo se puede visitar en la Sala Sant Antoni de Maó. Sin duda una buena ocasión para sumergirse en el original universo creativo del autor, en el que se funde el arte con el reciclaje.
Riera cursó un grado superior de artes plásticas, estudió pintura pero esta le resultaba siempre «demasiado plana, necesitaba trabajar con volúmenes», reconoce. De hecho, antes de recalar en la Isla ya había montado alguna exposición reciclando materiales de uso cotidiano. No fue hasta que llegó a Menorca cuando empezó a recoger objetos que provenían del mar, con los que comenzó a dar forma a su particular colección de ninots, que en la actualidad ronda los mil ejemplares, entre piezas e instalaciones. Unas sesenta forman parte de la muestra que ahora exhibe.
Sobre el material del que se sirve para sus creaciones, reconoce que «lo que me interesa es el objeto en sí y sacarlo del contexto de su uso cotidiano. Al llegar a Menorca todo comenzó a tomar otra dimensión», asegura. Riera tiene una especie de radar que le permite ver el potencial de las cosas que se cruzan en su camino para convertirlas en algo diferente.
Un arte definido por el reciclaje, pero también por un componente rústico. «Intento manipular lo menos posible el material, no lo trato. Me interesa los toques especiales que tienen los plásticos y las maderas, el color o el aspecto que toman por el efecto de la sal o el sol», explica el artista. En lo que se refiera al personaje en que finalmente se ‘encarna' el material, es este último «quien manda. Si la madera me dice que tiene que ser una ballena, pues lo será». Cuando es el plástico lo que tiene entre manos, lo que hace es abordar la creación «como si se tratara de un puzzle tridimensional. Las piezas siempre mandan, insiste».
Riera lleva 20 años recorriendo el litoral menorquín, especialmente después de que pasan los temporales, preferiblemente por el norte. «Me pongo la mochila y voy cargando todo lo que pillo como una mula. Me hecho adicto a la costa menorquina», confiesa. Al principio recogía todo lo que se cruzaban en su camino, pero con el paso del tiempo se ha ido haciendo un poco más selectivo.
El mar trae buenas noticias
Nutrirse de material es cada vez un poco más complicado, lo que celebra como una buena noticia. «En los últimos años la diferencia ha sido brutal, hay muchos menos desperdicios, se nota que cada vez hay más concienciación con el tema medioambiental», asegura Riera. Parece ser que la cruzada contra el plástico de los últimos tiempos está dando ya sus primeros frutos. «Cada vez tengo que meterme en sitios más inaccesibles», añade.
La muestra, que cuenta con una instalación central con un toque interactivo, funciona como un collage tridimesinal que encaja perfectamente, según el artista, en un espacio como el de la sala Sant Antoni. Un lugar ideal para disfrutar de una propuesta al más puro estilo objec trouvé.
«20 anys de ninots d'en Tonet». En la Sala Sant Antoni de Maó hasta el 4 de marzo.
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