De izquierda a derecha, parte del reparto: Emma Sesat, Carmen Serret, Lolo Herrero y Carlos García junto a Dani Seguí; a su derecha, Bibiana Schönhöfer, también parte del elenco.

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Probablemente no haya mejor escuela de cine que haberse criado en uno. Y esa fue precisamente la suerte que tuvo Dani Seguí (Maó, 1976) gracias a la profesión de su abuelo, Santiago Florit, proyeccionista durante medio siglo del Teatre Principal de Maó. Pese a decantarse por las Bellas Artes, el mundo cinematográfico ha permanecido en su vida, lo que le ha llevado a firmar tres cortometrajes. El último de ellos, «ROCky», ha sido recientemente preestrenado en el Prat de Llobregat.

Seguí acaba de firmar el que quizás es su trabajo más ambicioso. Si en los anteriores cortometrajes, «La Creu» y «A mitges», se había centrado en contar «historias de superación», en «ROCky» ha dado un paso más al frente. Y lo ha hecho tomando como inspiración uno de los musicales más rompedores del Séptimo Arte, «The Rocky Horror Picture Show», y a un chico con síndrome de Down, Carlos García, como protagonista. «Un proyecto inclusivo», explica el director, que habla de respeto y tolerancia.

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