No se tiene que hacer leña del árbol caído ni tampoco caer en los tópicos, pero lo sucedido en la temporada turística 2023 es un suma y sigue más en la falta de valentía de los directores comerciales de la grandes, medianas y pequeñas cadenas hoteleras de Balears. El latiguillo sempiterno de que imperan más plañideras que otra cosa, se hizo realidad el pasado año. Hasta abril y mayo la situación turística era una auténtica incógnita, pero tras la ITB de Berlín y Semana Santa la sensación de inseguridad fue máxima en toda la cadena de valor turística de Mallorca y resto de islas. Nadie y aquí hay que incluir a todos los grandes hoteleros supo vislumbrar en la primera quincena de mayo cómo iba a desarrollarse y evolucionar la temporada en junio y resto de meses hasta la primera quincena de noviembre. El aluvión de reservas procedentes de los dos principales mercados emisores turísticos hacia las Islas, léase Reino Unido y Alemania, superó todas las previsiones y pilló por sorpresa a los gestores empresariales de todos los sectores turísticos, así como a los sindicatos.
Del no llegamos al nos hemos pasado, una vez más
31/05/24 9:45
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