Apenas quedan horas para que el fuego sagrado que hace unas semanas prendió en Olimpia irrumpa en otro escenario plagado de magia. En Maracaná, el deporte balear vivirá una noche especial (madrugada del viernes al sábado, 00:15 hora española). La ceremonia inaugural tendrá en un manacorí universal a uno de sus protagonistas indiscutibles. La imagen de Rafael Nadal encabezado al equipo español, ejerciendo de abanderado, supondrá uno de los colofones que deparan los Juegos Olímpicos de Río 2016 a una generación que ha llevado al deporte de las islas a alcanzar cotas insospechables tiempo atrás.
Y muchos de sus protagonistas se darán cita durante poco más de dos semanas en la ciudad brasileña. Los exponentes de este grupo, entre los que reluce el baloncestista mahonés Sergio Llull, darán, además, el relevo a una generación que toma contacto con la cita estos días, pero que mira con ambición hacia cotas elevadas para dentro de cuatro años en Tokio 2020.
El propio Nadal es el referente de un grupo de deportistas irrepetible. Campeón olímpico en 2008, encara los que pueden ser sus últimos Juegos con un triple reto (individual, dobles y mixtos) y el aliciente de sacarse la espina de Londres 2012, cuando una lesión le privó de competir y ser el abanderado que todos los deportistas querían.
Junto a Nadal, otros de los estadandartes de la Armada balear –que en Río supera todos sus registros para alcanzar, por primera vez, los dieciséis representantes– es Rudy Fernández. Cuatro participaciones –igualando a Joan Llaneras y a una de Joan Seguí– y dos medallas de plata (Pekín y Londres) resumen la trayectoria olímpica del más veterano de la expedición balear, que quiere junto a los Pau Gasol, Calderón, Navarro, Reyes y compañía, poner la guinda a un equipo único. Bien con una tercera medalla, o atrapando el oro que se ha escapado en dos ocasiones.
Nadal y Rudy son los 'capitanes' de una delegación balear que ha visto crecer a lo largo de la última década a otros valores que llegan a Río en un momento de madurez deportiva y personal que les coloca en primera línea.
En las selecciones de baloncesto, otros dos isleños brillan con luz propia. En la masculina, un Sergio Llull que vuelve a copar la cuota menorquina (al margen del entrenador de Laser Radial de vela, Damián Borrás), y en la femenina, una Alba Torrens que vuelve, ocho años después, a la caza de la única medalla que le falta: la olímpica. El último en llegar ha sido un Álex Abrines que, en unas horas, ha visto cumplidos dos sueños: ser olímpico y jugar en la NBA (Oklahoma).
Pero, sin duda, quien ha visto elevadas exponencialmente sus opciones de medalla en los últimos tres años ha sido Mario Mola. Además, la lesión de Javier Gómez Noya convierte al doble subcampeón del mundo de las Series Mundiales de triatlón y actual líder del certamen, en clara baza de medalla. Y de oro. La cita será el día 18, en Copacabana.
En la piscina, Melani Costa igualará las tres participaciones de Marga Fullana y se convertirá en una de las dos isleñas con más Juegos a sus espaldas. Clasificarse para, al menos, una final y redimirse de Londres 2012 es el objetivo. Una vez allí, la subcampeona del mundo de 400 metros libre en 2013 es capaz de cualquier cosa. Ella es otro de los valores al alza que ha explotado en la edad dorada, como lo hicieron el piragüista Sete Benavides o el atleta David Bustos. A Río llegan en mejor situación que a Londres. Mayor experiencia y capacidad de gestión de la presión les avalan a la hora de lograr sus objetivos. En el caso del canoista (C1 200 metros), la medalla que acarició en Eton Dorney hace cuatro años parece más próxima, mientras que el atleta aspira con peso a la final del 1.500, con el subcampeonato de Europa aún caliente.
Río 2016 supondrá, además, la puesta en escena de talentos que han explotado durante este ciclo o en su recta final, o que tienen estos Juegos como test en vistas a ampliar sus miras dentro de cuatro años. El piragüista Marcus Cooper (K1 1000), los nadadores Joan Lluís Pons, Marc Sánchez y Hugo González de Oliveira o el regatista Mateo Sanz –primer formenter olímpico, representando a Suiza– están capacitados para dar la campanada, pero puede que su gran ocasión llegue en Tokio.
Ante su primera oportunidad, aunque puede que con menor margen temporal para llegar Tokio 2020, también está la atleta Caridad Jerez (100 vallas). La palmesana ha visto recompensada su progresión en forma de clasificación olímpica y las semifinales, junto a una marca inferior a los 13 segundos, son su objetivo principal.
El último en unirse a la lista no renuncia a nada. El boxeador Youba Sissokho cerró el cuadro del torneo olímpico del peso welter (69 kilos), y desde este punto, todo es posible por parte del bronce continental y subcampeón de los Juegos Mediterráneos. Estar en Río supone la culminación de un ciclo orientado hacia un único objetivo. Ahora, todo que llegue es un premio añadido.
Las cinco medallas de Pekín 2008 (2 oros y 3 platas) son el listón a igualar o batir. Opciones hay, ahora toca culminar un camino de diferente longitud para los dieciséis isleños, pero con un mismo camino: el podio en Río 2016.
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