1. ¿El último partido de Luis Enrique?
Nadie sabe cuál será la decisión de Luis Enrique en el momento en el que España cierre su participación en el Mundial 2022. Ni el presidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF), Luis Rubiales, ni el director deportivo, José Francisco Molina. Se emplazaron todas las partes al momento en el que acabase la participación de la Roja en Qatar, el tiempo ha pasado y están ante la primera oportunidad de que eso ocurra. La llegada de las eliminatorias puede acercar el cierre de un ciclo en caso de eliminación. A no ser que al técnico le motive extender un proyecto que lleva su sello. Con los jugadores totalmente volcados con la filosofía y el liderazgo de Luis Enrique. Dentro de la RFEF hay días en los que piensan que va a seguir y otros en los que están más cerca de buscar un sustituto. El nombre de Marcelino García Toral está en la mesa. Como el de Roberto Martínez tras cerrar su ciclo en Bélgica. La cuenta atrás se ha iniciado.
2. La necesidad de un referente
Para ganar un torneo como un Mundial tiene mucho peso la fortaleza del grupo, el bloque, ser un equipo más que una selección. En eso Luis Enrique puede estar orgulloso del trabajo realizado. Ahora falta que aparezca una figura que sea decisiva en los momentos que marcan que el partido tome una u otra dirección. España no tiene un Leo Messi o un Kylian Mbappé. Ya lo sabían de inicio y lo tenían asumido, pero sí dispone de jugadores que pueden dar un paso al frente cuando más se les necesite. El disparo lejano de zurda de Marco Asensio, el remate de Álvaro Morata, la chispa de Dani Olmo, la buena relación con el gol de Ferran Torres como internacional, el desborde de Nico Williams en caso de necesidad en la segunda mitad o la magia en los metros finales de Ansu Fati. Son opciones a las que recurrirá Luis Enrique en busca del gol.
3. El desgaste de Pedri
Es el futbolista que debe dirigir la orquesta española, dar calidad al juego de posesión y aumentar el peligro de la misma con un pase filtrado, con una visión privilegiada. En el Mundial ha querido repetir el papel de actor principal que asumió siendo un niño hace año y medio en la última Eurocopa, pero, pese a momentos de clase, no ha tenido la continuidad que desea y que España necesita. Ante Japón fue evidente su bajón por la expresión corporal. Cansado, con los brazos caídos, al límite físicamente tras acercarse a los 12 kilómetros de carrera. Los superó contra Alemania en otro encuentro que comenzó a mostrar su desgaste. Frente a Costa Rica fue más brillante corriendo menos, 8 kilómetros. De su frescura, física y mental, dependerá buena parte del resultado de la selección española ante una Marruecos muy física.
4. El acierto de Morata
Explota la mejor de sus rachas en un torneo con la selección española. Tres partidos marcando en su primer Mundial, que además comenzó en el banquillo por estar recién recuperado de una microrrotura muscular. Tras igualar un registro que solo Zarra había sido capaz, firmar tantos en sus primeros encuentros en una Copa del Mundo, se lanza ahora a por otro récord, de David Villa, el único jugador de la historia de España que marcó en cuatro partidos de un Mundial. En 2010, el año de la gran conquista del fútbol español en Sudáfrica. Morata lo pasó mal en el pasado en la selección, escuchando incluso en la pasada Eurocopa silbidos de sus propios seguidores en los partidos en Sevilla. Ese rechazo fortaleció su mente, trabajó el aspecto psicológico y al Mundial llega en plena madurez. Sus tres goles le hacen ganarse plaza segura en el ataque y provocan que Luis Enrique juegue con un '9' puro que pedirá balones para rematar.
5. Unai y el riesgo
No dejará de poner el corazón en un puño a todo un país porque así lo marca la filosofía de Luis Enrique para una selección que siempre apuesta por sacar el balón jugado desde el primero que entra en contacto con él. Los peligros aumentan cuando es el portero y se llevan al extremo cuando son cesiones que deberían de acabar en un patadón hacia arriba, o incluso a la grada, en vez de un recorte ante la presión del rival o un pase de riesgo en corto a un defensor. Se jugó con fuego frente a Alemania y al final se quemó contra Japón, cuando el primer gol llegó con un pase de riesgo de Unai Simón a Alejandro Balde, que perdió el duelo y desató la resurrección japonesa. Los jugadores han aprendido del error, no descartan jugar en largo cuando el peligro sea extremo, pero siempre intentando mantener un estilo de juego que es innegociable. Al guardameta vasco, dueño de la portería de España para Luis Enrique, que no admite debate al respecto, nada le cambiará su pasmosa tranquilidad.
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