Embolo, un reputado atacante del fútbol francés, hace tiempo que no tiene vinculación directa con Camerún, de donde emigró pronto para labrarse una carrera como deportista en el extranjero. Primero en Basilea, donde se asentó y después, sobre todo, en Alemania, en las filas del Schalke y el Borussia Monchengladbach antes de partir el pasado junio, a Mónaco. No podía ser otro el que desnivelara un duelo abierto, sin apenas pausa en el centro del campo. De ida y vuelta en el que sólo él encontró el acierto.
Fue al inicio de la segunda parte cuando el delantero de la selección helvética que disfruta en Qatar de su sexto mundial seguido y que pretende alcanzar por tercera edición consecutiva los octavos de final, recibió sin oposición alguna un centro desde la derecha de Xherdan Shaqiri y batió a Andre Onana.
No lo celebró Embolo, que no olvida su origen. Aceptó la felicitación pero evitó la alegría excesiva que sus compañeros expresaron aliviados después de ver peligrar el encuentro ante la amenaza real de Camerún.
El conjunto de Rigobert Song fue más amenazante. A los diez minutos ya tuvo dos el combinado africano. En las botas de Bryan Mbeumo y de Karl Toko Ekambi. Solo en el juego aéreo Suiza se mostraba superior pero sin complicar a Onana. Tras el tanto de Embolo pudo empatar Eric Choupo Moting que ejecutó una gran acción individual, llegó hasta el fondo y se topó con Yann Sommer que evitó otra vez el gol.
Apareció Suiza al final para sentenciar y tampoco pudo hacerlo. Ruben Vargas, en un contraataque, pudo evitar la incertidumbre final pero Onana salió al paso de la ocasión cuando Camerún ya estaba a tumba abierta.
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