Carlo Ancelotti dejó claro el plan desde el principio. Rotaciones masivas, con solo Nacho Fernández repitiendo en el once respecto al que empató a dos en Alemania el pasado martes. La mente estaba puesta en la vuelta de las semifinales de la Champions del miércoles. Con el título de Liga siendo cuestión de tiempo, era inevitable.
Un tiempo que el Real Madrid puso de su parte para que se cumpliera lo antes posible. Eso sí, sin mucha prisa. La primera parte se consumió sin ritmo y con solo una ocasión de peligro, que fue para el Cádiz.
Los visitantes, deseosos de sumar para estar más cerca de salir de los puestos de descenso, un objetivo que antes de comenzar el partido en el Santiago Bernabéu tenían a cinco puntos de distancia, optaron por un partido defensivo y amenazar al espacio.
Con ese plan, en el minuto 32, Rubén Sobrino le ganó el cuerpo a cuerpo a un Éder Militao aún falto de ritmo y se plantó en el mano a mano con Thibaut Courtois, quien volvió a los terrenos de juego 268 días y dos lesiones de rodilla después, pero Nacho Fernández, corrigiendo rápido y tirándose al suelo, desbarató la ocasión.
En el Real Madrid, ritmo bajo y solo con Brahim Díaz y Arda Güler -en su primera titularidad en el Santiago Bernabéu- dejaron destellos de calidad, pero sin concretar las acciones. La otra vía de ataque eran centros a Joselu, pero entre el guardameta Conan Ledesma y los centrales se anticiparon a los posibles remates del internacional español.
Tras el descanso, se repitieron los protagonistas. Militao, blando en el control y en el pase, concedió un mano a mano en el minuto 50 a Chris Ramos que le ganó Courtois, demostrando que ha vuelto en plena forma.
Y solo un minuto después, Brahim, en otra acción individual girándose en la frontal y disparando con la pierna derecha a la escuadra, hizo el 1-0. Un guión de partido que, eso sí, recordó a pasadas temporadas cuando Courtois hacía una parada de valor y poco después el Real Madrid no perdonaba.
Un gol que no hizo que el Cádiz cambiara su plan, pero sí propició que el Real Madrid dominara el partido a su antojo con el balón en los pies y permitió que Ancelotti aprovechase el encuentro para dar confianza a un jugador falto de ella a pesar de sus buenos números esta temporada.
Jude Bellingham, al que ‘Carletto' defendió en rueda de prensa por su bajo nivel en Múnich achacándolo a un «virus intestinal», saltó al terreno de juego en el minuto 65 y solo tardó tres en marcar.
Asistencia de Brahim, volviendo a aportar en un gol, y Bellingham, llegando desde atrás al área, característica que había perdido en los últimos encuentros al jugar más adelantado, hizo el 2-0. Su 22º tanto esta temporada y el 18º en LaLiga EA Sports, luchando por ser el máximo goleador de la competición.
Un tanto que, a pesar de estar decantado el partido, siguió persiguiendo Joselu Mato hasta el final. Y lo consiguió. Antes del tiempo añadido estrelló un remate en el palo y tuvo que ser ya en el 94 cuando celebró su 14º gol del curso, rematando a puerta vacía en el segundo palo tras una asistencia de Nacho Fernández.
Una celebración contenida con la afición, con la mente en un partido que marcará la nota final de la temporada, la vuelta de semifinales de Champions ante el Bayern, cuya cercanía rebajó la euforia. Un resultado que, en la otra cara de la moneda, deja al Cádiz teniendo que recuperar, al menos, cinco puntos con 12 en juego para evitar el descenso y mirando los resultados de Celta de Vigo y Mallorca en sus respectivos partidos para echar cuentas.
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Un paseo, con el segundo equipo.