Si bien fue el equipo rojiblanco manacorí quién disfrutó de la primera oportunidad que el duelo registró (balón a la madera a los 7' de juego), el Penya no tardó en afianzarse sobre el césped. Su dibujo táctico, de pronunciada verticalidad, tuvo en David Camps y Llonga sus punta de lanza, encontrando el gol el primero merced a un penalti sobre el segundo que transformó en el 32', y que previamente fue muy protestado por los jugadores locales. El Penya no se detuvo, y tras avanzarse pudo ampliar su renta. No obstante, el meta local Henrike se erigió en una traba insalvable, lo que unido al patente descierto menorquín evitó que el marcador se alterara hasta merodear el descanso.
Equilibrio
Paradójicamente el Manacor, algo dócil durante el grueso de la primera mitad, igualó el cotejo en el 43', en la que fue su segunda aproximación al marco visitante. Julià fue el artífice de una igualada que invirtó la trama del encuentro en la segunda mitad.
El Manacor, con un tiro lejano obra de Pere Santandreu en el 15', culminó su remontada (2-1). El juego tendió a embarullarse, contexto en el que el Manacor hizo valer su mayor oficio y experiencia para preservar su renta. Con todo, el Penya reaccionó y buscó un empate que no llegó, aunque también el Manacor pudo marcar el tercero. El Penya Ciutadella sigue sin quebrar su mala dinámica (2-1).
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