Aunque en la previa Yeray Rodríguez ya calificaba este choque como "partido trampa" por lo que supone de antemano el papel de casi seguro ganador que todos le otorgaban a su equipo, lo cierto es que los primeros compases vinieron a dar la razón a los más optimistas.
Tras el pitido inicial, en la primera jugada, arrancó rápido y espectacular Gaimundi hasta el área rival y su pase, mortal de necesidad, lo desbarató con muchos apuros Yan. Parecía el presagio de un gol inminente que pudo llegar en el minuto 16 con una gran pase de Héctor a Barber, que solo ante el meta remató fuera malogrando una ocasión inigualable.
Probablemente esta jugada, de haberse concretado en gol, hubiera cambiado la suerte del partido, pero tampoco preocupó en demasía porque el Mercadal era amo y dueño de la contienda y Lacueva, con sus internadas por la izquierda, en excelente conexión con Héctor eran una continúa amenaza para el Alcúdia que limitado en su juego y a remolque de los locales parecía resignarse a su suerte.
Si algo le faltó al Mercadal en esta primer mitad fue la necesaria y decisiva intensidad en su juego, virtud que tantos triunfos le ha dado tanto dentro como fuera de Sant Martí, tan convencidos como parecían de que antes o después llegarían los goles. Lacueva los tuvo en sus botas al menos en tres ocasiones, que no llegaron a fructificar porque lo impidió en dos buenas intervenciones y en otra su tiro cruzado culminando un desmarque inteligente se paseó sin más ante la meta alcudiense.
Tras el descanso, de nuevo fue Héctor quien inició las hostilidades, pero poco después Manu que había tirado por única vez en la primera parte a la puerta de Barceló reincidió a las manos del meta. Sin excesivo brillo ni imaginación el partido se fue animando con el transcurso de los minutos, ahora si que ya quería marcar y cuanto antes mejor el Mercadal, pero se iba evidenciando que no era su tarde. En tres minutos el central Lucas evitó con su corte un remate de bolea de David Camps, Cosme estuvo a punto de batir en un despeje fallido a su propio meta, y se pidieron sin mucha convicción unas manos en el área visitante que el arbitro juzgó certeramente como involuntarias.
En éstas, el Alcúdia empezó a vislumbrar sus posibilidades y dos remates seguidos de Carlos y Melero lo pusieron en evidencia, pero la jugada crucial tardaría en llegar hasta el 85´, cuando César vio adelantado a Barceló y desde medio campo le mandó un trallazo que se estrelló en el larguero y el rechace lo despejó Sam chocando con Fusti, que iba a por todas.
Las protestas fueron ahora visitantes pero, como en la jugada anterior, el colegiado no vio nada punible. Al Mercadal sobrado de la primera mitad le entraron las prisas, los miedos y los nervios. Es lo que suele pasar cuando se dejan los deberes para el último momento, y al final cedió una igualada que, pese a su superioridad como conjunto, a punto estuvo caer de la parte visitante en la mejor y casi única oportunidad de los de Pep Barceló.
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