Una confrontación que, en sus prolegómenos, y en clave menorquina, alberga una doble motivación. Por un lado, y fundamentalmente, el deseo y la importancia de obrar un triunfo que permitiría al equipo insular, tras su agónica y reciente victoria sobre el ya ‘desterrado' Rioverde Clavijo, sino asegurar, sí trazar lo que sin duda sería un paso crucial, casi definitivo, en su objetivo de blindar la permanencia en la categoría.
Y por otro lado, el partido, y aunque ese aspecto es de relevancia menor en función de lo mucho que hay en juego en lo estrictamente competitivo, servirá como baremo para poder calibrar cuál ha sido la progresión y evolución (y respecto a ello incidió el entrenador y director deportivo del equipo menorquín, Javi Zamora, en la rueda de prensa previa al encuentro) desde que ambos conjuntos se vieran las caras en la primera fecha liguera.
Entonces, el Melilla, selló una victoria, 66-83, que no admitió discusión a cuenta de un Hestia Menorca al que se advirtió tenso y desubicado, también desprovisto de un elemento como Oliver Stevic, determinante a partir de su llegada dos meses después, en el crecimiento del equipo.
Fue aquello, en cierto modo, un choque de bruces con su nueva realidad para el Menorca (que venía de una inercia absolutamente ganadora, después de dos años disputando playoff en LEB Plata, ciclo que culminó con el ascenso de hace casi un año), un baño de realidad a partir del que el colectivo pudo tomar conciencia del nivel de rigor y exigencia que le aguardaba en su nuevo estadio competitivo. Pero seis meses y 27 partidos después, tramo que para el Hestia Menorca ha contextualizado multitud de momentos y repuntes, como triunfos de mérito ante rivales del perfil de Leyma Coruña u Ourense, este en pista gallega, o frente a Grupo Alega Cantabria y Real Valladolid más recientemente, y contundentes derrotas como las sufridas con Real Betis, el propio equipo cántabro en Torrelavega y Estudiantes, sin omitir una racha de seis derrotas consecutivas en el primer tercio de curso, que significó el momento más complicado de la temporada, el marco ha variado de modo sustancial.
Prueba de ello, que el Hestia Menorca, que es undécimo (11-17) y prevalece en la clasificación por encima del equipo melillense, que es décimo quinto clasificado (9-19) y sobrevive con apenas un partido de renta sobre el corte del descenso, con el agravante de que su enfrentamiento con el equipo insular le sobreviene después de encadenar seis derrotas consecutivas, la peor racha del momento en la liga. Y lo llamativo, e ilustrativo sobre su inconstancia como bloque, es que después de ganar en Maó en la jornada inicial, el Melilla, un equipo que es decano de la liga, pero que en el curso previo eludió su descenso deportivo en los despachos, cayó derrotado en los cinco partidos inmediatamente posteriores.
Explicación
Tales rachas contribuyen a dar comprensión a la delicada coyuntura en la clasificación que ostenta el conjunto que dirige el sevillano Rafa Monclova (ex del Bàsquet Inca en sus tiempos de jugador), que por razones evidentes, encara el partido ante el Menorca con una perspectiva mucho más dramática que la que se distingue desde la Isla.
Puesto que si al Menorca ganar le permitirá abrir una brecha de tres victorias en relación al equipo norteafricano, y por elevación asegurar de modo virtual (y prácticamente formal) su continuidad en la categoría, una derrota, por contra, no le abocará a un contexto de preocupación. Sencillamente, hará que se retrase una permanencia que casi ningún pronóstico descarta (y más en función del calendario que aguarda al resto de equipos que se encuentran enfrascados en la zona baja, en lucha por burlar el abismo).
La óptica del Melilla, sin embargo, es radicalmente inversa. Le urge ganar, tanto para conservar el exiguo margen que le mantiene fuera del descenso, como para atajar su hemorragia de derrotas. Y es que se presume poco aconsejable, desde un punto de vista, ya no aritmético, sino también sicológico, llegar al último trecho de la temporada regular inmerso en una espiral tan perdedora, que en el caso del rival menorquín de hoy, augura lo peor.
El Melilla, que cuenta en sus filas con el cuarto mejor anotador de la competición, el escolta mormón Parker Van Dycke (casi 16 puntos de promedio por partido) y el mejor reboteador, el ‘3' neoyorkino Hasan Varence, con cerca de 8 capturas por cita –que es también, rozando los once tantos por jornada, la segunda referencia ofensiva del conjunto melillense–, presume su mayor problema actual en la defensa; es el cuarto equipo que más puntos encaja de la liga, estadística que se ha agravado en el último mes y pico, en que ha recibido 88 puntos en contra de media, coincidiendo con ese lapso de seis partidos perdidos, un dato de lo más revelador sobre donde localiza su problemática, y obviamente, a partir de donde puede intentar golpear el Hestia Menorca.
Aunque la coyuntura, también genera un dilema, pues el equipo insular gusta de plantear partidos a pocas posesiones, lo que reduce el ritmo anotador del enfrentamiento, que hasta cierto punto podría convenir a su rival de hoy y contravenir sus propios intereses, si bien en función del momento que se recorre de la temporada, y dada la necesidad de victoria del equipo melillense, el factor físico, y sobre todo el mental, equivaldrán, en cuanto a importancia, a la que puedan desprender muchos aspectos tácticos e inherentes al juego.
Hestia Menorca y Melilla reencuentro en la plaza norteafricana con la permanencia en LEB Oro en litigio.
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