Álvaro Sanz fue de los mejores del Hestia Menorca en Sevilla | Katerina Pu

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Diez jornadas de competición se han consumido de la LEB Oro 2024, casi un tercio de la fase regular, y por vez primera el Hestia Menorca, enfrascado en su peor bache de resultados tras cinco derrotas seguidas, reside en último lugar. Un escenario que no debería intimidar a un equipo recién ascendido a la segunda división estatal y que carece de otro horizonte que eludir el descenso al finalizar la temporada.

Dura

El Hestia Menorca sufrió su derrota más dura el pasado miércoles por la noche en Sevilla, 88-57. Desde que milita en LEB Oro, el equipo insular no había caído por más de treinta puntos de diferencia, a lo que cabe añadir que el tropiezo supone la quinta derrota consecutiva que amontona, lo que propicia su peor racha en la liga -solo el Clavijo, con seis perdidos de forma consecutiva, ha registrado una secuencia peor.

Colista

Por añadidura, este prolongado bache de resultados ha situado al equipo insular en último lugar, si bien con idéntico balance, 2-8, que los dos equipos que le preceden en la clasificación (los citados Clavijo y Betis), y a solo un partido de distancia del décimo tercer clasificado, el Fuenlabrada (3-7). Por tanto, la situación, en cuanto a cifras, no es dramática en absoluto y entraba dentro de lo previsto residir en zona de descenso en algún instante de la temporada. Pero la realidad es que, con la imagen y rendimiento que ofreció el equipo en Sevilla, no dará para remontar posiciones. Se puede perder, pero no jugando como se hizo en la primera mitad en la capital andaluza.

Agravante

Agrava la derrota el contenido, pues el equipo, especialmente en la primera parte, apareció con una marcha menos que su rival, y la forma, en tanto que, aun restando mucho tramo de calendario por consumir y no se sabe lo que deparará la lucha por eludir el descenso, el -31 encajado en contra prácticamente condenaría al equipo menorquín, por cuestiones de average, en un hipotético empate con el Betis a quedar por debajo suyo en la clasificación al término de la temporada. Igualmente, en un posible caso de triple empate con otro equipo, y menorquines y andaluces por medio, el Hestia Menorca tendría las de perder (de ahí que los de Javi Zamora intentaran, sin suerte, reducir la diferencia en la segunda mitad, a conciencia de la importancia de enjugar la diferencia cuando el partido ya era irrecuperable). No obstante, si el Betis cumple con lo que se espera, no será un rival en la batalla por evitar el hoyo.

Bagaje

Poco que rescatar a nivel individual del duro correctivo sufrido en Sevilla. El propio Javi Zamora fue el primero, a la conclusión del encuentro, en responsabilizarse de lo ocurrido. Obviamente, a todo el mundo le corresponde su cuota; de mérito en la victoria y de culpa en la derrota. Y de hecho honra al técnico autoseñalarse tras un partido como el de Sevilla, más cuando quizá él también pudo atribuir culpas a más de uno. Y a más de dos. Y de tres. Pol Molins, que reapareció, cuando su participación no estaba clara en absoluto, tras no jugar por problemas físicos contra el San Pablo Burgos, y Álvaro Sanz, fueron los dos rostros que realmente estuvieron a la altura. La brega y entrega del francés Yomi también merece mención. Curiosamente, fueron los tres únicos a los que hizo alusión el entrenador tras la derrota a modo de reconocimiento. Y en cualquier caso, cuando se pierde por más de 30 puntos, ¿hasta qué punto es responsabilidad del entrenador? Son muchos los aspectos que fallaron en Sevilla.

Mes negro

El mes de noviembre alumbró con el Menorca ganando al por entonces aterrador líder Leyma Coruña, a lo que siguió un tramo trufado de aroma ACB. Gipuzkoa, Ourense, Estudiantes, San Pablo Burgos y el recién descendido Real Betis han sido, por ese orden, los rivales con los que ha confrontado el colectivo de Javi Zamora en el penúltimo mes del año. Todos ellos con pasado, y no lejano, en la máxima categoría. Cada partido tuvo su guion, y por ejemplo, en Donostia o ante San Pablo en Maó se compitió y se merodeó una opción de ganar que no se alcanzó en los otros tres partidos. Pero ha habido un inalterable denominador común; la derrota, lo que además de engordar el bache de resultados, evidentemente afecta en el ánimo del grupo. Siempre se acude a entrenar mejor si se ha ganado, pero de ahí también la insistencia de Javi Zamora, fundamentalmente después de lograr cada una de las dos victorias que ostenta el equipo, en que se valore la labor del grupo independientemente del resultado. En cualquier caso, en Sevilla, ni el resultado ni la labor del grupo resultaron satisfactorios (quizá el ‘corte’ de Isma Fernández a pocas horas del partido alteró el guion previsto y perjudicó más que benefició).

Salidas

Otro dato que ha quedado claro es que el Hestia Menorca pierde nivel en sus salidas. El equipo ha entregado derrota en sus cinco desplazamientos. Lo accidentado del traslado a Logroño valdría como coartada para explicar la derrota en pista del Clavijo. Pero en lo concerniente a la velada sevillana, nada que objetar. Y ni aun aceptando que legítimamente el Betis advirtió la visita menorquina como el partido para empezar a revertir su mala inercia e ir hacia arriba.

Inflexión

Sevilla debe ser un punto de inflexión. El Betis, ciertamente, se ha revitalizado a cuenta del Hestia Menorca, que ha malgastado la ocasión de estrenar su casillero a domicilio y paralelamente, de abrir brecha con un rival que hasta el miércoles era último (que por otra parte, está por ver si el Betis, un recién descendido de ACB, no es capaz de ir hacia arriba, más tras la serie de cambios que ha promovido en su plantilla). Pero en clave menorquina, lo acontecido en la capital andaluza debe servir como lección para crecer, en ningún caso para dudar o para dejar de creer. El presente y futuro inmediato se llama HLA Alicante, este domingo a mediodía en Maó, otra plaza, que no club, con pasado ACB, y cita en la que todos, equipo y afición, deben ir en una única dirección. Toca levantarse.