Dos derbis, otras tantas victorias. El Hestia Menorca se está mostrando infalible en los compromisos de rivalidad regional. Si en la jornada 2, en un accidentado duelo menorquín-pitiuso que a causa de las goteras del Pavelló Menorca debió celebrarse, aprisa y corriendo, en el viejo Polideportivo de Maó, el conjunto menorquín, desplegando un baloncesto de calidad, sometió al Sant Antoni, 82-72; en la velada del pasado sábado reeditó éxito ante el otro conjunto balear, el recién descendido de LEB Oro Fibwi Palma, del que ya había dado cuenta con antelación, en citas de rango amistoso, pero nunca en un encuentro de carácter oficial.
Primer triunfo
El del último sábado en Bintaufa fue el primer encuentro de competición en el que Menorca y Palma se encontraban, como también es esta la primera temporada de la historia en que cada una de las tres islas del Archipiélago tiene representación en LEB Plata, y en la que por ahora está destacando un evidente dominio menorquín.
La victoria sobre el Palma, al margen de las connotaciones propias a un primer triunfo en el marco de la ancestral rivalidad Menorca-Mallorca, también incrementa su valor en función de como se materializó, dejando al adversario mallorquín, uno de los mejores ataques de la liga y que aterrizó en la Isla enrachado con cinco victorias, en unos pírricos 48 puntos.
Además, el Hestia Menorca se embolsó la victoria falto del concurso de ‘Slava' Kravtsov. El pívot ucranio, piedra angular en la estructura táctica del conjunto menorquín, regresó de la ‘ventana FIBA' del pasado mes de noviembre con unos problemas físicos que fueron ‘in crescendo' en las fechas posteriores, hasta el punto de tener que frenar en la semana del derbi ante el Fibwi Palma (resta ver como evoluciona de su dolencia), mientras por otra parte en el club, en función del excelente rendimiento que está ofreciendo el jugador, cada vez temen más que su presencia en el equipo no se prolongue hasta finalizar la temporada.
Al margen, en el derbi ante el conjunto palmesano tampoco se pudo contar con el flamante fichaje, el escolta francés Edwin Jackson, cuyo transfer no llegó a tiempo para que el jugador fuera dado de alta antes del partido. Con certeza, su ausencia no devaluó ni debilitó el juego del equipo menorquín, puesto que se trata de un nuevo elemento, pero el hecho de que no pudiera actuar un refuerzo también llegado para contribuir a mitigar el lapso de dos derrotas en que se encontraba enfrascado el Hestia Menorca, deja en muy buen lugar la labor del resto del colectivo (del que sobresalieron Álvaro Sanz, Joshua Tomaic y Maxime Yomi), cuyo mensaje tras el partido ante el Palma fue evidente; que su capacidad para resolver un atisbo de crisis es plena, comprendiendo, en ese sentido, la venida de Jackson como un refuerzo colosal para potenciar un equipo de por sí capacitado para ganar ante cualquier rival.
Así lo prueba el estado y momento en que el Hestia Menorca ha dejado atrás la jornada 9 de competición, instalado en la cumbre de la clasificación, situación de privilegio que comparte con Prat, Sant Antoni y Benicarló (y de la que desbanca al Palma), por lo que sus posibilidades de acceder a la Copa LEB Plata (lo que se resolverá en un máximo de cuatro partidos) se mantienen intactas al igual que, por supuesto, sus intenciones de ascender a LEB Oro, indisimulables precisamente tras la llegada de Edwin Jackson.
El siguiente compromiso del Hestia Menorca es el sábado inmediato, en pista de L'Hospitalet, antepenúltimo clasificado y que alcanza el duelo después de tres derrotas. El rival propicio para, después de confirmar su hegemonía a nivel balear, trazar un paso para intentar jugar por el primer título de la temporada.
El apunte
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