El atleta menorquín, Nico Vila, devuelve a la grada de Antequera la ovación que esta le brindó tras hacerse con el bronce en el Nacional sub 23 celebrado en esa localidad | NVPR

TW
0

Nico Vila (2003) fue décimo en la disciplina de triple salto en el Campeonato de España absoluto celebrado recientemente en Madrid. Tan solo dos semanas antes, el deportista menorquín enrolado en la Universidad de Oviedo se colgaba el bronce en el sub23 de Antequera con una marca de 15,12 metros, la cual le permitió acceder a la prueba absoluta.

Contactamos con el atleta formado en Lô Esport, que nos atiende mientras disfruta de un partido de voleibol. El mayor baluarte en triple salto que cuenta la Isla no es capaz de desconectar ni un solo momento porque le «apasiona el deporte». «Me he pasado por aquí a ver a unas amigas que juegan al voley, que es otro deporte que me encanta y practico mucho», explica. Tanto es así que en dos semanas se va a sacar el título de entrenador de voleibol. Vila es la definición de deportista por excelencia.

El Campeonato sub-23 y el absoluto se celebraron con apenas un par de semanas de diferencia. ¿Cómo ha encarado su preparación para estas citas tan importantes?

—Tocando mucho la técnica de los saltos, con series de velocidad, pesas, probándome en pista… Al ser dos campeonatos que están muy juntos, aproveché la primera semana entre medias para prepararme y descansar como tocaba. Los dos primeros días son de descanso total porque no quieres meter más tralla al cuerpo. A partir del tercer día ya metimos carga de nuevo. En cambio, a la semana siguiente, los tres primeros días ya empiezan con carga y los dos anteriores al inicio de la competición vuelven a ser de completo relax.

¿Cuáles eran sus expectativas en el preámbulo de las competiciones? ¿Se esperaba estos resultados?

—Iba con la cabeza alta y con ganas de comerme todo. En Antequera llegué a ser líder marcando 15,01 metros. El objetivo era quedar primero, pero llegaron dos compañeros como Francisco Manrique (oro con 15,24m) y Darío Ferrándiz (plata con 15,17m) y me superaron en el tercer y cuarto intento. No estuve del todo correcto y quedé tercero (15,12m), pero mejoré mi marca personal. Buscaba superar el récord de Balears, que es de 15,15m, y me quedé muy cerquita. Me gusta mucho marcar territorio y pensar en grandes retos, por lo que siempre quiero más. Madrid ya fue un campeonato para disfrutar: viene la televisión, estás cerca de gente muy importante… Hay mucha expectación.

Ya avisó de que el máximo favorito para el absoluto era el hispanocubano Jordan Díaz. Dicho y hecho: fijó un nuevo récord de España. No obstante, el resto de competidores también superaron sus respectivas marcas personales. ¿Se fija en ellos para mejorar?¿Qué cree que le falta para alcanzar su nivel?

—Aunque tan solo sea dos años mayor que yo, no me puedo fijar en Jordan Díaz porque es irreal. Es un auténtico portento físico y no puedo copiarle en nada. Antes de Jordan, el recordman nacional era Pablo Torrijos. Pese a que es otra bestia, sí que puedo coger cosas de su técnica y adaptarla a la mía. Cuando entrenaba solo en Menorca, me preparaba a base de ver vídeos suyos y fijándome mucho en su técnica.

Lo vi en el campeonato absoluto, le deseé mucha suerte y le dije que es un referente para mí y que me fijo mucho en él. Luego, también le pedí si nos podíamos hacer una foto y me dijo que sin problema. Un tío majísimo.

¿Por qué triple salto y no otra disciplina?¿Es algo que vieron sus entrenadores cuando era pequeño, era lo que más le llamaba la atención…?

Se lo debo todo al club Lô Esport. Empecé haciendo triatlón con ellos y luego me pasé al atletismo. Siempre me había gustado mucho hacer salto de altura, salto de longitud… hasta que un día, con 13-14 años, necesitaban a un saltador de triple para un Campeonato de Balears de clubes.

Vino mi entrenador Miguel Quesada, dos veces olímpico, y me dijo que probase. Me explicó cuatro detalles, salté e hice el mínimo de Balears. Entonces me dijo: «Nico, ya está. Esta es tu prueba, aquí te vas a quedar. Recuérdalo, esta es la tuya». Y desde entonces no hemos parado. Pero mi prueba favorita y la que me encantaría practicar es salto con pértiga. Me flipa.

¿Ha notado diferencias en la forma de entrenar en la Isla respecto a la de la península?

—La pista de atletismo que hay en Maó está llena de baches, el foso está duro como el cemento y es imposible saltar. Desde que me fui a Oviedo tengo dos pistas aquí, otra en Gijón, una universitaria, otra en Avilés, una nueva en Lugones… Son instalaciones de otro mundo comparadas con las de Menorca, donde llevan años diciendo que las van a renovar y al final siempre es lo mismo.

Estudia en la universidad de Oviedo a la vez que compite de manera profesional. ¿Cuánto tiempo lleva compaginando ambas cosas? ¿Cómo es un día normal en la vida de Nico Vila?

-Me paso toda la mañana en clase hasta las dos y media. Como estudio TSEAS (Técnico Superior en Enseñanza y Animación Deportiva), siempre estoy practicando un deporte nuevo. Suelo comer a las tres, y a las cuatro ya tengo que estar en un colegio, en el que estoy de entrenador de atletismo. Cuando acabo a las cinco, ya me paso toda la tarde entrenando hasta las ocho u ocho y media.

Siguiendo este camino, ¿dónde se ve dentro de cinco años?

-Imagino que ya habré acabado la carrera, pero depende de cómo vaya (risas). Pero volviendo al atletismo, depende de varios factores. Pensando en que no tenga ninguna lesión inoportuna, quiero seguir preparándome con el grupo de entrenamiento que tengo en Asturias. Tanto mis compañeros como mi entrenador, Fernando Osoro, son lo mejor que tengo. Aparte de eso, el año que viene van a construir una pista cubierta en Oviedo. Eso es lo que tiene cualquier deportista de alto rendimiento y que yo no puedo tener, que ya estoy bastante harto de la lluvia y del mal tiempo.

Pero eso, quiero seguir estudiando y entrenando. A nivel deportivo, quiero lograr algún oro a nivel nacional y estar con la selección española. Me haría mucha ilusión ir con la selección.