Varias personas, en el cementerio durante el día de Tots Sants. | ARCHIVO

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El primer año completo con el impuesto de sucesiones derogado entre padres e hijos ha traído consigo un hecho aparentemente contradictorio: se ha producido un ligero repunte en el número de personas que decide rechazar la herencia a pesar de que la aceptación ya no suponía tener que pagar impuestos. Los datos de final de año que maneja el Colegio de Notarios indican que el año pasado hubo un total de 1.526 personas de Baleares que decidieron no aceptar la herencia de los familiares muertos. El dato representa un suave ascenso con respecto a las 1.485 renuncias que se produjeron un año antes, pero este repunte supone romper la tendencia a la baja de los dos últimos años.

Desde el año 2011, el primero desde que se publican las estadísticas del Colegio de Notarios, las renuncias a heredar se han doblado. Hace poco más de una década, la cifra de herederos que no aceptaron los bienes de sus familiares sumaba 728; trece años después, la cifra se ha duplicado hasta los 1.526 casos.

Durante esta década se ha producido un progresivo aumento en las renuncias que llegó a su máximo en el año 2021. Es, probablemente, el efecto COVID porque en 2020 y 2021 –los años en los que más castigó la pandemia, con un aumento de mortalidad–, son los años en que los se han producido también más renuncias, con un récord histórica absoluto en 2021:ese año hubo 1.871 negativas a aceptar la herencia. Tras dos años de caída, en 2024 ha habido de nuevo ese ligero repunte.

Los datos del año pasado confirman que el rechazo a recibir una herencia tiene mucho más que ver con qué se hereda que con qué impuestos se pagan. A pesar de que algunos partidos sostienen que los ciudadanos renunciaban a heredar porque no podían pagar impuestos, la realidad del año 2024, en el que ya no se pagaba sucesiones, refleja que las renuncias se deben a que muchas de las herencias están ‘envenenadas’.

Los expertos en fiscalidad señalan que el rechazo a heredar se debe de forma mayoritaria a que las herencia viene, en muchas casos, con un pasivo y lo que se hereda no    son bienes ni patrimonio, sino deudas. Esa es la razón que explica que se rechace una herencia incluso sin pagar impuestos. La crisis del ladrillo de mediados de los años 2000 hipotecó  a muchos ciudadanos de las Islas que, al morir, no dejaban pisos sino deudas hipotecarias. Esta es la razón que explica que entre 2011 y el año pasado las renuncias a las herencias se hayan duplicado, una tónica que se notó en toda España.

La derogación del impuesto de sucesiones fue una de las primeras medidas que tomó el Govern de Marga Prohens nada más llegar al poder. Lo anunció en julio de 2023, el mismo mes de su toma de posesión, y entró en vigor de forma inmediata por lo que 2024 ha sido el primer año completo en el que podía comprobarse si la supresión del impuesto ha supuesto que haya menos renuncias, cosa que no ha pasado. En cualquier caso, Prohens siempre ha defendido que se trata de un impuesto injusto. «Es injusto mantener un impuesto que grava el esfuerzo de padres y abuelos por algo que han pagado toda su vida», dijo el día que anunció la medida.

Según las cifras de los notarios, Baleares, con un 15 % de renuncias sobre las herencias sobre las más de 7.000 herencias que hubo el año pasado, está más o menos en la media española de rechazos, pero hay otro territorios en los que tradicionalmente el rechazo a heredar es mayor. Por ejemplo, en La Rioja y Andalucía el nivel de rechazos superó el 20 %, con un 21,6 % y un 20,6 % respectivamente, y en Murcia estuvo muy cerca, con el 19,5 % del total.

En todas estas comunidades, donde gobierna el PP, ha habido una rebaja o una supresión del efecto de sucesiones, que no ha tenido que ha influido en la caída de los porcentaje. La gran baza electoral del PP fue la supresión de este impuesto, que beneficia más a quien más hereda. El vicepresident del Govern, Antoni Costa, también defiende que es una medida justa y ha dejado abierta la posibilidad de que pueda haber nuevas fiscales en los próximos ejercicios a tenor de los buenos datos de recaudación tributaria.