La directora del Laboratorio de Investigación e Innovación en FP de la UIB, Francisca Salvá, en Madrid. | UIB

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La vulnerabilidad socioeconómica, personal y educativa, su falta de apoyo familiar, salud emocional o problemas de comportamiento tienen una influencia directa sobre el alumno de Formación Profesional que abandona los estudios en España. Así se desprende de un estudio que radiografía el abandono de la FP y que han realizado la Universitat de les Illes Balears y CaixaBank Dualiza.

Otras causas vienen determinadas por no poder cursar la formación elegida como primera opción por falta de oferta o porque no alcanza la nota exigida; falta de estabilidad y de especialización del profesorado; y procesos de orientación muchas veces marcados por una falta de medios que impide una adecuada derivación del alumnado.

Se observa un menor abandono en contextos con sectores más industrializados, donde el porcentaje de ocupación es elevado y hay una mayor exigencia de cualificación por parte del mercado. En cambio, en los territorios con mayor presencia del sector servicios, como Balears, hay más abandono debido en parte a que muchas de este sector apenas exigen titulación para desempeñar ciertos puestos.
«Los datos muestran que el abandono en la FP está relacionado con la mochila que trae el alumnado, que tiene que ver con su entorno familiar y socioeconómico, laboral y educativo. Además, el logro educativo anterior del alumnado es el factor con un mayor impacto en el abandono de los estudios en la FP», afirmó este jueves en la presentación celebrada en Madrid la directora del Laboratorio de Investigación e Innovación en FP de la UIB e investigadora principal del estudio, Francisca Salvá.

La investigación demuestra que hay patrones a la hora de analizar el abandono educativo en la FP. En Grado Básico casi el 40% del alumnado dejó los estudios a los cuatro años de haberse matriculado. Esas cifras se reducen aproximadamente a un 30% en el caso de Grado Medio y cerca de un 20% en Grado Superior. Aquellas comunidades autónomas que abordan mejor la atención al estudiante desde etapas tempranas consiguen una reducción del abandono que se refleja en los niveles posteriores. Es el caso de País Vasco y Galicia.