Si se pregunta a los profesores de primaria o secundaria sobre qué opinan sobre el uso de los teléfonos móviles dentro de los centros escolares y las aulas, las respuestas son dispares. Unos consideran que se debe prohibir su uso de manera tajante, mientras que otros opinan que, aunque su regulación es necesaria, la solución no es prohibirlos.
Sobre esta cuestión, el presidente de la Asociación de Directores de Educación Secundaria de Mallorca (Adesma) y director del IES Porreres, Joan Ramon Xamena, explica que «durante este curso, al menos en la ESO, se está prohibiendo [el uso de móviles] en muchos centros», así como señala que aunque «se está intentando hacer un proceso pedagógico para enseñar sobre el buen uso; se está viendo que su mal uso genera muchos problemas de convivencia».
En este sentido, apunta que en los colegios que ya tienen dispositivos electrónicos, como los chromebooks, «se intenta que los móviles se usen lo menos posible», ya que acarrean problemas «en el día a día», tales como grabaciones de alumnos a profesores, a otros alumnos, ciberbullyng, y una menor sociabilización durante el recreo, entre otros aspectos. Sin embargo, reconoce que la utilización de los dispositivos es aceptable «puntualmente» en las escuelas que no disponen de chromebooks u similares.
Pese a que actualmente es cada centro educativo el que decide cómo se regula el uso de los móviles dentro la propia escuela, la postura de Adesma va por la línea de que instancias superiores, como la Conselleria de Educación y Universidades o el Ministerio de Educación y Formación Profesional, deberían prohibir su uso, «como ya se ha hecho en Francia o plantea la Junta de Andalucía», remarca Xamena.
En contraposición, encontramos el parecer de Pep Ramon Cerdà, docente en el IES Antoni Maura, quien se sorprende de «lo que se está montando con el tema de los móviles», en referencia a la iniciativa que se ha puesto en marcha recientemente por parte de un grupo de padres de Palma, 'Adolescència sense mòbils'. En su caso, aunque en su colegio está prohibido utilizarlos en las aulas, Cerdà permite a sus alumnos de Bachillerato usar los móviles en sus clases, porque «no es lo mismo un móvil que un chromebook, son herramientas diferentes», en el sentido de que para editar vídeos o grabar audios «es más cómodo» el primero. «Estas competencias se tienen que trabajar en la escuela porque no aprenderán [los adolescentes] que no pueden manipular una fotografía por ellos mismos», pone de ejemplo.
Por otro lado, confiesa que «como padre» no quiere que nadie le diga cuándo le puede dar un móvil a su hijo y que además «nadie te obliga a darle uno», por lo que cree que «se tienen que regular las cosas peligrosas como las armas, las drogas o el alcohol» y se muestra sorprendido con que «haya padres que pidan tanta libertad para educar a sus hijos y luego quieran que se prohíba los móviles por ley». A pesar de su postura, reconoce que «otra cosa es que en los espacios de ocio se usen de otra manera» y dice que «particularmente» no se ha encontrado con problemas a la hora de utilizarlos.
Con todo ello, no quiere decir que no sea conveniente una regulación, sino que ve «innecesaria» una prohibición: «Los alumnos de primaria sí que tienen que tener regulado el acceso a los contenidos de Internet». También aclara que «que no esté de acuerdo no quiere decir que no lo entienda», ya que «hay mucha gente que se siente desbordada por las nuevas tecnologías, no las entienden y para que no se salga de control quieren prohibir».
En el caso de los centros de primaria no se utilizan móviles durante las horas lectivas, por lo que si los alumnos llevan sus teléfonos a clase -previamente los padres tienen que haber firmado un consentimiento que los autoriza a ello- y los profesores los guardan bajo llave durante la jornada. A pesar de ello, surgen conflictos a causa de los dispositivos, de lo que la presidenta de la Asociación de directores de infantil y primaria de Mallorca (Adipma), Joana Maria Más, critica que «no los genera la escuela, pero las soluciones las aporta el centro».
Más es la directora del CEIP Ses Rotes Velles (Calvià) y hace unos años hubo un altercado en sus aulas, motivado por unos alumnos que crearon un grupo de WhatsApp para «hablar mal» de otro compañero por las noches. «La burbuja se hizo cada vez más grande porque las familias intervinieron», narra, «se puso en conocimiento de la Policía Local y la Guardia Civil y acabaron viniendo al colegio a dar charlas divulgativas», añade. Después de aquello, «hubo padres que se preocuparon y actuaron, pero a otros les dio igual por lo que sus hijos usaban el móvil a horas inadecuadas haciendo un mal uso», remarca.
En esta línea, señala que «en primaria, si los padres tienen un problema con que sus hijos vuelvan solos a casas, basta con que les den un móvil para llamar pero sin internet». Por otro lado, afirma que no está «ni a favor ni en contra de la normativa de que se prohíban los móviles en las escuelas, porque quienes tienen la potestad son las familias, si los padres no dieran a sus hijos un móvil con internet no habría problemas».
El director del IES Son Pacs, Pere Morell, coincide con la línea de pensamiento de Más y se pregunta: «¿Hasta que punto es responsabilidad de los centros que los alumnos lleven móviles?». Sin embargo reconoce que no es posible hoy en día una escuela sin el uso de las TICs porque «las tecnologías, como todo, tienen su parte buena y mala», por lo que si se prohibiera en los centros educativos «nos quedaríamos atrás».
Argumenta que aunque es cierto que pueden surgir conflictos relacionados con ciberbullying, «la mayoría de ellos de usurpación de identidad, pero todos pasan fuera de los centros». «Si los alumnos tuvieran móviles a una edad más elevada, muchos de los problemas se solucionarían», dice. «Es verdad que hay un problema con el uso de aparatos electrónicos, en la sociedad en general, que evidentemente al ser la escuela un reflejo de ella, se ven las consecuencias de su abuso», sin embargo «prohibiéndolos solucionaríamos una parte del problema, porque hace falta la participación de todos, no sólo de las escuelas», reflexiona Morell.
10 comentarios
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El problema i la gran culpa del fracàs escolar, no es només del professorat, també es culpa dels pares que pensen que els seus fills son els millors i quan les posen una baixa qualificació es culpa dels mestres. Antigament quan un alumne era amonestat per un professor anava ben alerta a que el seu pare s'en edonas, ja que llevors hi havia una bona reprimenda. MOVILS DE CAP MANERA NI PER ALUMNES NI PER PROFESOR
Un smartphone con acceso a internet en manos de niños y preadolescentes es como dejarles conducir motos o coches a cualquier edad, o fumar, beber alcohol, etc. Es una ADICCIÓN (pregunten a Proyecto Hombre, policías, psiquiatras, etc) para la que no están aún preparados. Ya nos cuesta controlarnos a los adultos, pues imaginar a un chavalín. Menos "buenismo" con lo "es que hay que, educar, no prohibir". Hay muchas cosas que sí hay que prohibir: a ver si confiaríamos en que no hubiera prohibiciones cuando conducimos por las carreteras, o que los médicos nos atiendan o nos operen mientras van mirando el móvil.
A mí me gustaría que no me prohibieran tocar la guitarra en clase.
Nada de moviles ni aulas ni patios fracaso escolar seguro moviles sin Internet para necesidad de llamar
A mí lo que me parece mal es que se prohíba los móviles a los alumnos y los profesores hagan uso de ellos. Lo sé por mi hijo que me cuenta que muchas veces algunos profesores están más atentos al móvil que a la clase en si.
Alcohol, drogas y conducir en menores de 16 años si o no?, imagino que también habrá muchos partidarios de que para que prohibir, si con una educación suficiente podemos evitar poner leyes que prohiban a los niños acceder a estos contenidos. El que no quiere regular es el que no tiene hijos.
Móviles ni hablar. Es una distracción que les impide aprender. Basta ver cómo llegan a la universidad las nuevas generaciones. Es imposible bajar más el nivel.
Lo trist és que es criteris dels docents no es de fiar. Basta veure els resultats de ses ferreres provas dels alumnes.
Ni en los trabajos ni en las aulas, que parecemos cortos
Ahora resulta que el fracaso y desastre escolar es de los móviles. Pues no, la culpa es de los profesores y políticos que han llevado el caos al sistema educativo. Un profesorado y sistema educativo desfasado desfasado de la realidad social, más interesados en la política de la lengua que en enseñar.