Un momento de la intervención del ministro Joan Subirats durante su conferencia.

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El ministro de Universidades, Joan Subirats, estuvo este jueves en Palma para ofrecer en el CaixaForum la conferencia Ciutats en el canvi d'època, con la que se pone en marcha la Càtedra d'Estudis Urbans, promovida por la UIB y el Govern. La conferencia, de tono académico y no político, abordó los problemas urbanos en una época en la que los cambios son acelerados y profundos. Así, Subirats, que ha sido teniente de alcalde del Ajuntament de Barcelona y es catedrático emérito de Ciencia Política y de la Administración en la Universitat Autònoma, reivindicó el papel de la ciudad como protección del ciudadano ante la mercantilización y la globalización. Recordó que «los laboristas obtuvieron la victoria en las elecciones británicas frente a un Winston Churchill que había ganado la guerra porque incorporaron los principios del estado del bienestar a su programa electoral».

En este sentido, Subirats relacionó «la protección y la proximidad con la ciudad, que gana terreno con la creciente urbanización de la sociedad, dando lugar, en el caso de España, a la despoblación de amplias zonas del ámbito rural». El ministro, aunque en su conferencia no ejercía como tal, destacó que «los grandes ejes comerciales de las ciudades europeas son muy parecidos, con las mismas franquicias comerciales, pero unas ofrecen más oportunidades que    otras. Así, frente a la homogeneización y la globalización se encuentran la diversificación y la diferencia. Las ciudades ofrecen una posibilidad mayor de innovación. Necesitamos cambiar, pero también ser resilientes».

Para Subirats, «la fuerza de la ciudad es la posibilidad de hacer cosas nuevas y dar respuestas más transversales y cercanas a los problemas. En este sentido, son innovadoras porque son capaces de encontrar respuestas no habituales ni estandarizadas. Por ello hay que reforzar los elementos de descentralización. En España, el poder competencial se reparte en un 51 % para el Estado, el 36 % para las comunidades autónomas y el 13 % para la administración local. En el franquismo, casi todo el poder era para el Estado y se dejaba un poco para las administraciones locales. Sin embargo, la proporción en los países nórdicos, la distribución es del 40 % para el Estado y el 60 % para la administración local, pues ésta es competente en sanidad y educación. Mientras tanto, en España hay unos 8.000 municipios y más del 80 % tiene menos de mil habitantes».

Subirats se refirió al «equilibrio entre la identidad del colectivo y la escala suficiente para tener capacidad de respuesta ante los problemas. En definitiva, capacidad de proteger a la gente». En esta línea, apostó, de cara al futuro, «por reforzar las políticas urbanas y la descentralización. Los retos tecnológico, ambiental y social de las desigualdades tienen dimensiones globales y locales. Las políticas urbanas no pueden dejar de lado la visión global, pero la visión local es la de la protección de la gente ante fenómenos como la gentrificación o el difícil acceso a la vivienda en un determinado modelo productivo». «Soy un municipalista convencido y el Estado tradicional, indudablemente reforzado con la pandemia, no debería ir contra la visión local», aseguró.