Una sociedad cada vez más diversa. La importante llegada de residentes extranjeros a partir del inicio del milenio ha sido uno de los fenómenos más transformadores de la demografía balear en los últimos años. Desde el año 2008 hay más residentes extranjeros que peninsulares.

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Balears es cada vez una comunidad autónoma más mestiza, hasta el punto de que solo el 53,8 por ciento de sus residentes ha nacido en alguna de las Islas. El resto ha llegado a la Comunitat desde la Península o desde el extranjero. La metamorfosis demográfica de las Islas se ha producido en dos oleadas diferentes, con la masiva llegada de ciudadanos procedentes de otras comunidades autónomas a partir de los años 70.

La segunda oleada se produjo en los primeros años del milenio, con la inmigración de ciudadanos procedentes del extranjero, que ya superan en número a los nacidos en la Península. En el caso de Eivissa, el porcentaje de población que ha nacido en Balears es de apenas el 39,44 %, mientras que hay un 30,9 % de ciudadanos de otras comunidades autónomas y un 29,66 % de población extranjera.

Con la vista puesta en Mallorca, echar la vista atrás permite hacerse una idea de esta profunda transformación de la demografía mallorquina. En 1998, el número de personas nacidas en las Islas representaba el 67,5 % del total, los peninsulares eran el 26,11 % de la población y los extranjeros, el 6,3 %.

Para 2020, esos porcentajes ya han sufrido un vuelco: en Mallorca había ese año un 55,99 % de la población nacida en alguna de las Islas, había un 20,2 % de residentes procedentes de otra comunidad autónoma y el número de ciudadanos extranjeros llegaba al 23,81 %. Es decir, en apenas 20 años, el porcentaje de personas nacidas en las Comunitat que residen en Mallorca se ha desplomado un 17 %.

Pero no es Mallorca ni Eivissa donde se da el récord de no nacidos en Balears. Solo el 35,47 % de la población de Formentera ha nacido en la Comunitat, frente al 33,24 % de nacidos en el extranjero y el 31,29 % de nacidos en la Península.

Menorca es la isla con mayor presencia de población autóctona. Son el 58,83 % del total, frente al 23,45 % de peninsulares y el 17,9 % de extranjeros.

En Mallorca, ese segundo proceso de transformación demográfica que provocó la llegada de residentes extranjeros tuvo su punta en el año 2006. Llegaron 38.482 y se fueron 15.646, lo que arroja la incorporación de casi 23.000 inmigrantes en un solo año, cuando el número de nacimientos anuales ronda los 8.000.

La crisis financiera que estalló en 2008 provocó un importante descenso de la llegada de inmigrantes hasta el punto de que en el año 2011 se fueron más personas de las que llegaron, algo que ya no ha vuelto a suceder. De hecho, en 2019, justo antes de la pandemia, la cifra de nuevas migraciones hacia las Islas estaba de nuevo en los niveles próximos a la precrisis, con 38.571 llegadas y 19.076 emigraciones.

Otra consecuencia de estos cambios es que la colonia de ciudadanos marroquíes, argentinos y colombianos que viven en Balears supera con creces a los residentes en las Islas que proceden de Alemania o del Reino Unido.