Un negocio familiar que ha sabido crecer y diversificarse de manera solida con el instinto emprendedor de quien tiene la visión para detectar las oportunidades, pero al mismo tiempo, sabe aprovecharlas. Liderado actualmente por Bep Sastre Bagur y un equipo de 35 trabajadores, además de su sede central en Menorca, cuenta con una delegación en Mallorca que también da servicio a las Pitiusas. La tercera generación de la familia Sastre Bosch, ya se ha incorporado por completo para poder dar continuidad a un negocio que cuenta con más de 1.200 clientes y que el año pasado, facturó siete millones de euros.
ORÍGENES. La Sin Nombre era la pastelería de la familia Sastre, conocida como ‘Can Poldo’ refiriéndose a Esteve Leopoldo Sastre, quien había emigrado a Buenos Aires y se ganó la vida como pastelero. Su nieto Joan Sastre Arguimbau era una persona dinámica y muy trabajadora que además de hacer pasteles y caramelos, tuvo la inquietud en 1949 de empezar a distribuir los ingredientes para hacerlos. Desde harina, azúcar o chocolates hasta mermeladas, poco a poco fue arrancando un negocio de distribución de productos dulces a colmados y pequeñas tiendas que había entonces en Menorca.
El despertar turístico de la Isla también les abrió la oportunidad de proveer a los establecimientos de costa que abrían en temporada y así iniciaron una segunda línea dedicada a artículos de playa. «Buscábamos optimizar nuestro trabajo durante todo el año y queríamos que la carga de los viajes que hacíamos, fuera completa. Por ello, mi padre se empezó a interesar por todos estos productos que se consumen en verano», explica Bep Sastre, gerente y propietario.
Lo que había comenzado artesanalmente como un complemento, tomó vuelo en 1987 al cerrar la pastelería, momento en el cual la familia decidió volcarse en la distribuidora. «El primer gran paso estructural como Comercial Sastre lo hicimos en 1989 cuando levantamos la primera nave industrial de 800 metros cuadrados en el polígono industrial de Ciutadella de 800 m². Poco después, la superficie se duplicaría porque hicimos un segundo piso y ganamos mil metros nuevos», añade Sastre.
CRECIMIENTO. En 2004 adquirieron otro local de 1.200 metros para almacenamiento en el que también invirtieron con la instalación de cámaras frigoríficas para toda la gama de productos congelados que iban incorporando a su extenso catálogo de más de 8.000 referencias. «Siempre hemos sido una empresa dinámica que nos ha gustado movernos, estar atentos al mercado y sobre todo probar nuevas cosas. No hemos parado de viajar a ferias sectoriales por toda Europa. Desde España, Italia, Francia o Alemania, descubriendo nuevas marcas y productos con los que mejorar nuestro portafolio y anticiparnos a las necesidades del cliente», explica Bep Sastre.
«Fuimos de los primeros distribuidores en introducir la bollería congelada en Menorca hace más de 35 años y nos hemos convertido en especialistas en las distribución de productos de panadería, pastelería, heladería así como productos de alimentación de quinta gama para restaurantes o negocios del sector como carne, embutidos o conservas entre muchos otros», añade. «El negocio de playa, de artículos de regalo o de souvenirs también es otro mundo en el que resulta clave poder contar con productos de calidad y una gran capacidad de almacenaje porque las compras son de gran volumen», detalla. «Nos gusta estar ahí cuando el cliente nos necesita», resume Bep Sastre.
Hace diez años abrieron una delegación en Mallorca para productos de heladería y pastelería en exclusiva que actualmente cuenta con una nave de 300 metros cuadrados en el Polígono Son Oms con seis personas trabajando. «Mi hijo Francesc está al frente de la delegación y cada 15 días, estamos repartiendo en Eivissa donde también hemos podido abrir mercado», añade. «La distribución es un mundo que exige músculo, estructura y servicio. Creemos que en un futuro más cercano de lo que nos pensamos, nuestro sector va a estar marcado por empresas con gran volumen y capacidad de negociación con las marcas. Los que se queden pequeños, van a sufrir mucho. De hecho, ya está pasando en la Península», comenta. Este año, han adquirido una nueva nave industrial en Ciutadella sumando, en total, más de 3.000 metros de almacenamiento disponibles.
INNOVACIÓN Y EQUIPO. Una de las claves del éxito de Comercial Sastre ha sido su equipo humano, la mayoría con una larga trayectoria y fidelidad dentro de la empresa. «El secreto son las personas con las que te rodeas y nosotros hemos tenido la suerte de poder contar con ellas. Somos una organización muy transversal y transparente donde todos sumamos. Si por algo destaca nuestro equipo es por su estabilidad, que a la vez, se traduce en implicación. Tenemos trabajadores que empezaron en prácticas y ya hace más de 25 años que están con nosotros, siendo piezas claves en nuestra organización como nuestro gerente y mano derecha, Guiem Goñalons. Otros han pasado toda su vida laboral en la empresa, y algunos se han jubilado después de 40 años de dedicación», explica Bep Sastre.
Su hija Mar, por ejemplo, se acaba de incorporar este año al equipo comercial. La otra pieza clave ha sido la tecnología como arma para poder ser más competitivos. «Hemos invertido siempre para poder estar a la última con nuestros clientes. Contamos con una aplicación móvil propia y además, con una aplicación profesional de WhatsApp muy potente que está conectada con nuestro catalogo comercial y que permite acceder instantáneamente a cualquier producto», comenta. «No hay nada fácil y nos hemos equivocado muchas veces pero como siempre decimos, el camino del éxito es ir de fracaso en fracaso», concluye Bep Sastre.