La firma Mascaró de Ferreries también forma parte de este consorcio de empresas que han dado un paso al frente en sostenibilidad. | Gemma Andreu

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En 2025 será obligatorio que las marcas de calzado se responsabilicen de los zapatos tras su vida útil. En nuestro país, como tantos otros residuos domésticos, el calzado usado acaba en vertederos y se desaprovecha más del 90 por ciento de posibilidades de reutilización y reciclado. Nueve compañías líderes del calzado en España, entre las cuales las menorquinas Mascaró de Ferreries y Pons Quintana de Alaior, han creado Gerescal, una sociedad limitada sin ánimo de lucro concebida como un sistema colectivo de responsabilidad ampliada del productor (Scrap) que aspira a recoger los residuos posconsumo de calzado, clasificarlos y finalmente, revalorizarlos. Se trata de un hito sin precedentes en la historia de la industria del calzado de nuestro país que el pasado mes de mayo, obtuvo finalmente la licencia para poder operar en todo nuestro país.

ORIGEN. Hace tiempo que Europa tiene definida su hoja de ruta en materia medioambiental y a nadie se le escapa que el futuro está en el reciclaje, en la reutilización y en el ahorro de recursos naturales. Lo saben muy bien los fabricantes del calzado de nuestro país, que conscientes de la legislación que pretende regular el destino de los residuos, decidieron avanzarse para colaborar y cooperar de manera mancomunada. De este modo nació la entidad sin ánimo de lucro Gerescal en 2022, fruto del compromiso de nueve empresas de referencia en el sector del calzado en España como son Grupo Pikolinos, Unisa, Wonders, Mustang, Panter, Pablosky, Mustang Gioseppo, Mascaró y Pons Quintana. El objetivo es hacer una gestión responsable de los residuos del calzado como ya ha sucedido anteriormente con otros elementos como el plástico, el cartón o el vidrio.

«Siguiendo el ejemplo de operadores como Ecoembes en materia de envases, nos hemos constituido para poder actuar como un operador que se dedicará a recoger, clasificar y revalorizar los residuos que se generan del calzado para cumplir con la ley de residuos y suelos contaminados para una economía circular que entrará en vigor el año próximo», explica Rafael Reolid, director general de Gerescal. Esta nueva normativa, afectará a todos aquellos que fabriquen, procesen, traten, llenen, vendan o importen calzado de forma profesional en el mercado español tanto para marcas nacionales como extranjeras. «Esta situación obligará a cualquier fabricante a gestionar por cuenta propia todo el calzado comercializado cuando llegue el fin de su vida útil, una situación que de manera individual es económicamente inviable y por ello optamos a crear este sistema colectivo», explica Reolid. «Desde Gerescal queremos controlar dónde se recogen los residuos posconsumo del calzado, cómo se van a clasificar y cómo y en qué grado se revalorizarán, evitando que lleguen al vertedero», añade.

Pons Quintana
Interior de la fábrica de Pons Quintana de Alaior que es una de las nueve firmas de Gerescal.

RETOS. Según datos de Gerescal, en España se consumen anualmente en torno a 200 millones de pares de zapatos, con una rotación de vida media de 3 años, lo que significa un residuo de 70 millones de pares de zapatos que suponen 1.190.000 toneladas de CO2. De todo el dióxido de carbono producido, el 58 por ciento correspondería a la fabricación de los componentes (lengüeta, piel, plantilla, suela, etc.), el 16 por ciento al envasado, el 11 por ciento al montaje y acabado y solo el 6 por ciento a la distribución del producto final. Fabricar un par de zapatillas de deporte genera en torno a 13.600 gramos de emisiones de dióxido de carbono, es decir, el equivalente a mantener permanentemente encendida una bombilla de 100 vatios durante una semana. Esta responsabilidad ampliada del productor de calzado que ha hecho nacer iniciativas como Gerescal, establece la obligación de los productores de prever o contribuir a la gestión de los residuos de los artículos comercializados para los consumidores. Una de las palancas más sostenibles y escalables disponibles es el reciclaje y la valorización de residuos de calzado. «A través de este sistema, se podrán convertir los residuos de calzado en nuevas fibras o materiales, que luego se podrán utilizar para crear nuevos productos o materias primas circulares de alto valor en la industria tanto del calzado como de otros sectores», detallan desde Gerescal.

Según estimaciones, el 70% de los residuos de calzado podrían reciclarse y el 30% restante requeriría un reciclaje de circuito abierto u otras soluciones como la producción de gas de síntesis (syngas) a través del reciclaje termoquímico. Sin embargo, en la actualidad menos del 1% de los residuos se reciclan debido a varias barreras de escala que hay que superar. El reciclado y la valorización de calzado podría ser una poderosa palanca de impacto, ya que simultáneamente se ocuparía de la producción previa, sustituyendo los materiales vírgenes por materiales reciclados, al tiempo que abordaría el problema de los residuos al final de la vida útil que existe actualmente.

LICENCIA PARA OPERAR. Desde el pasado mes de mayo, la empresa Gerescal, que tiene su sede en Elche, ya ha obtenido la licencia definitiva para poder operar en todo nuestro país, lo que abre la puerta definitivamente que todas las marcas de calzado que quieran, puedan adherirse voluntariamente a esta sociedad con el compromiso de participar en el proyecto y hacer una correcta gestión del calzado fuera de uso. «Actuaremos como representantes de todos nuestros socios ante las administraciones públicas con el fin de que todos cumplan la ley y fijaremos una ecocontribución que se deberá abonar recurrentemente, en función de los pares de calzado que pongan en el mercado español siguiendo el principio de quien contamina más, paga más. Con estos fondos podremos financiar el trabajo de recogida, almacenamiento, clasificación y revalorización del calzado fuera de uso para que no acabe en el vertedero», explica Rafael Reolid.

Por su parte, Juan Carlos Fernández, presidente de la Asociación de Fabricantes de Calzado de Menorca y gerente de Pons Quintana considera que Gerescal da respuesta a este desafío colectivo para poder contribuir a la sostenibilidad del planeta sin perder competitividad en el tejido empresarial. Así mismo Julio de Olives, director general de Mascaró anima a todas las marcas que todavía no lo hayan hecho que se adhieran a este nuevo proyecto sin el cuál sería inviable poder cumplir con la normativa vigente. «Unidos podremos llegar más lejos», ha afirmado.