La inestabilidad e inseguridad económica en los principales mercados emisores turísticos de Balears, como en el Reino Unido y Alemania, augura una temporada de invierno y una próxima temporada turística llena de incertidumbre, así lo ha advertido recientemente la presidenta de la Federación Empresarial Hotelera de Mallorca (FEHM).
Se acabó el agosto, queda un mes de turismo en Balears y «chimpún». Los economistas y expertos en la materia coinciden en que los próximos meses será el comienzo de un frenazo en la economía que se extenderá por toda Europa, y Balears no será ajena a ella, a pesar de los buenos resultados económicos derivados de las ganas de viajar que hemos tenido después de dos años de pandemia. La verdad es que no entiendo como un turista del norte de Europa tiene la necesidad de venir a pasar calor, hacer colas, estar apiñado y pagar precios más propios de sus países que del sur de Europa. Mejor trabajar en julio y agosto con el aire acondicionado y viajar en septiembre y octubre, pero ese es otro debate.
«Desaceleración transitoria» o «crecimiento negativo», como decía el expresidente José Luis Rodríguez Zapatero, eufemismos de una crisis que para algunos ya esta aquí, y que para otros llegará en unos meses, y que habrá que acostumbrarse a escuchar en boca de políticos en año preelectoral.
Lo cierto es que la situación económica se presenta complicada a causa de lo que todos ya conocemos; la elevada inflación, precios de la energía, los carburantes, los alimentos, etc.
Para las familias, también sube la hipoteca, los costes de la vuelta al colegio y demás. Y si eres autónomo, subida doble, además de todo lo anterior por ser persona y tener familia, suben los costes del propio negocio, haciendo que los márgenes de beneficios se reduzcan después de dos años de pérdidas por culpa de la pandemia. Vamos, que lo único que no ha subido es lo que si tenía que hacerlo, el cohete Artemis I de la NASA con misión a la Luna, aplazado por un fallo.