El teórico secreto lo explicó bien claro el presidente de Ryanair Michel O´Leary: podemos vender los primeros 15 billetes de cada vuelo de los martes y los miércoles a 15 euros para poder subir los siguientes. Solo hay que sustituir esos días de la semana por los correspondientes meses de la temporada baja en destinos que están abiertos todo el año.
Los hoteles reciben 22 euros diarios por ese servicio, una cantidad simplemente ridícula, aunque nadie les obliga a inscribirse en el programa.
Algunas asociaciones del sector se han quejado de esos precios y piden que el Ministerio de derechos sociales y agenda 2030 mejore las condiciones de la oferta anual y amplie la subvención, que este año es de 66 millones de euros. Según ellas, la administración, entre lo que deja de pagar por prestaciones por desempleo y las cotizaciones sociales, se ahorra, o ingresa un total de 110 millones de euros. Amenazan también con crear, junto con la federación española para la defensa de las personas mayores, Fedepem, un programa similar al del Imserso.
Las 900.000 plazas programadas se vendieron rápidamente, lo que demuestra que hay una demanda pendiente de satisfacer, por lo que el Imserso paralelo tendría muchas posibilidades de éxito, aunque fuera un 30% más caro -que es la aportación de la subvención-.
Los 10 millones de pensionistas, que disponen de tiempo y bastantes de dinero, no tienen ningún interés en viajar en temporada alta. Suponen un formidable mercado. Por supuesto algunos turoperadores ya tienen programas específicos para los mayores de 55 años y los precios en temporada baja están reducidos, pero aún queda mucho por hacer.
Lo que está claro es la increíble eficiencia de las empresas que gestionan el llamado turismo de masas, demostrada a través de los años.
Sin embargo, es difícil que ese nivel de precios se mantenga en el futuro debido a las subidas de la energía, los alimentos y la mano de obra. Muchos empleados no quieren regresar, tras el fin de los ERES, a trabajos sin fines de semana y horarios tardíos. Gran parte del medio millón de trabajadores extranjeros que trabajan en turismo, especialmente en hostelería y restauración, buscan alternativas. Inevitablemente los bajos salarios actuales tendrán que subir.
Los programas para 2023 del Imserso y sus imitadores serán más caros, pero aun así seguirán siendo una «propuesta que no se podrá rechazar».