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Con cada recorte de las bolsas americanas crecen las voces de “ya te lo decía” y muchos analistas se reafirman en asegurar que las acciones que cotizan en Wall Street, especialmente las tecnológicas, lo hacen a precios excesivos. Desde los mínimos de la COVID, hace poco más de año y medio, se han dado varios movimientos de caídas en S&P y, sobre todo, Nasdaq, siempre recuperados por el mercado.

El último ha sido debido a un mix de noticias contradictorias, unas buenas que apuntan a una subida de tipos de interés debido a la recuperación económica; otras malas, que pronostican poco crecimiento económico debido al problema de suministros y al encarecimiento de algunas materias primas.

Por contra, tal como se apuntaba en esta misma página la semana pasada, ya ha empezado la temporada de resultados empresariales. Más que si una compañía gana o pierde dinero, lo importante de estas presentaciones es qué perspectiva muestran las cotizadas para el futuro y si los resultados sorprenden positiva o negativamente a los analistas.

Si el mercado espera un resultado “X”, ya ha comprado o vendido en función de esa perspectiva; si finalmente es “X+1” (aunque sea pérdida) se replantean la valoración de la empresa y, generalmente compran. Por supuesto, sucede lo contrario si los números muestran “X-1”. Es cierto que en el momento de escribir este artículo, todavía faltan muchas empresas del S&P o del Nasdaq para que presenten sus resultados, pero de momento todas las grandes han sorprendido positivamente.

Además han sido de sectores diferentes: gran banca (JP Morgan, BlackRock, Bank of America, Morgan Stanley, Citigroup, Goldman Sachs), banca comercial (Wells Fargo), aerolíneas (Delta Airlines), semiconductores (Taiwan Semiconductor), seguros (United Health), inmobiliaria (Proligis), cuidados de la salud (Johnson&Johnson, Procter&Gamble), tecnología del entretenimiento (Netflix) o incluso un sector que estaría fuera de cualquier inversión socialmente responsable como el tabaco (Philip Morris).

La mayoría de estas empresas son financieras y, por tanto, muy ligadas al ciclo, mientras las grandes tecnológicas, a excepción de Netflix y Taiwan Semiconductor, todavía están pendientes. A priori, son las empresas que sufrirían más por subidas de tipos, pero precisamente Netflix es un ejemplo que las nuevas tecnológicas son mucho más que “simples” tecnológicas.

Es fundamental conocer los soportes clave. Está claro que los primeros estarían en los mínimos de este mismo mes (4.300 para S&P y 14.400 para Nasdaq), pero ya se ha visto que hay que aceptar caídas superiores, al menos si se invierte a largo plazo. Por lo tanto, para dar margen a cierta volatilidad, los suelos más claros están en 3.300 en S&P y 12.200 en Nasdaq. Es posible que sea demasiado recorrido para algunos inversores y se pueden buscar niveles intermedios, pero para invertir a largo plazo hay que asumir caídas más o menos puntuales.