Los Bucaneros ha sido un establecimiento emblemático junto a la orilla en la playa de Binibeca que abrió en los años sesenta. | Javier Coll

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Dicen que Menorca siempre ha sido la isla más discreta de las cuatro que conforman el archipiélago balear, cuyos verdaderos tesoros están siempre como escondidos, en búsqueda de alguien que los haga brillar. Los gestores de la Bodega Binifadet, Lluís Anglès, Patricia Menéndez y Xavier Llansó han decidido poner todo su empeño para cambiar esta situación y poner en valor lugares o espacios emblemáticos de la isla, para que sean redescubiertos por parte de los propios menorquines y por todos aquellos que visitan la Isla. Los tres acaban de crear la sociedad Bonita Menorca SL, a través de la cual van a hacerse cargo este verano de Los Bucaneros de la playa de Binibeca, del icónico American Bar en el centro de Maó y de la cantina del centro de arte que Hauser & Wirth abrirá este verano en la Isla del Rey de la rada mahonesa. Tres establecimientos que van a intentar impregnar con el mismo sello de pasión con el que ya explotan la bodega y restaurante que tienen en Sant Lluís. El proyecto supondrá la contratación de 120 personas.

CAMPO. Detrás de la propuesta de valor que persiguen los gestores de Bonita Menorca, hay una verdadera declaración de intenciones que ellos mismos explican, basada en poner en valor y dar continuidad a proyectos o establecimientos muy singulares que estén dentro de tres ejes estratégicos como son la cultura, el mar y el campo. “Son los elementos que para nosotros definen la esencia y el encanto que tiene Menorca, y lo que haremos será usar la gastronomía como hilo conductor para poder explicar las historias que están detrás”, comenta Lluís Anglès. “Vamos a contar con el asesoramiento gastronómico de Ismael Alonso, que nos ayudará también en esta aventura desde el punto de vista profesional” añade. “La filosofía de Bonita Menorca será la de sacar a relucir la magia de todos estos lugares con encanto y compartirlos con la gente para que los disfruten, para que los aprecien todavía mas y para que noten que de algun modo, también forman parte de ellos”, detalla.

MAHON - EL AMERICAN BAR CIERRA TRAS 67 AÑOS EN ACTIVO.
American Bar es un establecimiento casi centenario de Maó.

En este sentido, Binifadet es un valioso ejemplo de esta capacidad de gestión donde han sabido presentar la viticultura a través de un discurso atractivo. De hecho ha sido el campo donde la familia Anglés arrancó su singladura alrededor del mundo de la enología con la creación de la bodega, un sueño hecho realidad en 1979 cuando Carlos Anglés decidió plantar viña para consumo propio en la finca familiar que acababa de adquirir en Sant Lluís. Una pasión por el vino y por demostrar que Menorca también podía elaborar buenos caldos que a finales de 1990 tomó cuerpo, adquiriendo terrenos colindantes para ampliar producción y que culminaron en 2004 con la construcción de un imponente edificio.

Casi dos décadas después, algunos de sus vinos están entre los mejor valorados de las Illes Balears por la prestigiosa Guía Penin y su capacidad de producción los ha convertido en los elaboradores con más volumen de producción en torno a las 100.000 botellas al año, la mitad de todo lo que se produce hoy en día bajo la Indicación Geográfica Protegida Vi de la Terra Illa de Menorca. Es precisamente alrededor del vino donde han sabido crear una experiencia enológica memorable que hoy día pasa por las visitas al viñedo y por una terraza en la que también han consolidado un restaurante que convierte a Binifadet en un lugar de visita obligada para cualquiera.

CULTURA. El segundo eje de su proyecto va a ser la cultura como uno de los rasgos más característicos que identifican a la sociedad menorquina, cuyo teatro de ópera más antiguo de España, su museo al aire libre con los talaiots o un volumen ingente de actividades culturales y musicales ingente que abraza a todos los municipios sobrepasa lo que sería habitual para un territorio pequeño como este. En este sentido, a finales de junio asumirán la gestión del American Bar, un espacio emblemático del centro de la ciudad de Maó situado en la Plaza Real que cerró sus puertas hace escasamente un mes, después de casi 97 años abierto.

“Nuestra idea aquí será recuperar el concepto de bar cultural como existe en muchas grandes ciudades, para que sea un punto de encuentro que aglutine toda la información disponible de lo que se esté desarrollando en esos momentos en cualquier disciplina artística, cine, teatro, literatura música o danza. También provocaremos que en invierno se convierta en lugar de tertulias, de mesas redondas alrededor de la reflexión poética pero sobretodo de gastronomía, de catas de vino o de café, por ejemplo”, explica Anglès. “Somos conscientes de lo que representa un espacio como este y por ello somos los primeros en querer preservar su espíritu, de mantener el pósito de todo lo que ha acumulado”, añade.

“En esta misma línea, Bonita Menorca siempre va a estar al abrigo de cualquier proyecto cultural que necesite desarrollar la parte gastronómica, de visitas o de comunicación donde podamos ser el vehículo para que se den a conocer” añade.

Precisamente el segundo proyecto cultural que asumirán será de acompañamiento gastronómica con la asunción de la cantina del centro de arte ubicado en la Isla del Rey dentro del puerto de Maó, que los galeristas suizos Iwan y Manuela Wirth abrirán el próximo 19 de julio. La apertura irá acompañada de un servicio de restauración que han confiado a los gestores de Bonita Menorca. “En este caso no vamos a liderar el proyecto sino a acompañarlo desde nuestra experiencia en la cocina con la premisa de ofrecer en el plato los mejores productos de Menorca”, detalla.

EL MAR. La tercera línea de actuación quiere ser el mar como uno de los atractivos naturales más potentes que dispone la isla y en este sentido, han llegado a un acuerdo con la familia Moysi para dar continuidad a lo que ha sido un espacio emblematico frente a la costa como son Los Bucaneros, en la playa de Binibeca, en Sant Lluís.
Se trata de una antigua caseta de pescadores en la orilla que en los años sesenta se abrió como sitio de comidas donde las familias acudían a disfrutar del día y de la playa, muy cerca también del famoso poblado de Binibequer. “Nos hace ilusión poder estar en un espacio con tanto carisma como Los Bucaneros porque supone recuperar los momentos mágicos de nuestra infancia”, explica Anglès. “La idea es ofrecer una carta sencilla, sin demasiadas referencias pero hacerlo con honestidad, con sabor a Mediterráneo y el ruido de las olas de fondo”, concluye.