Todas las comunidades tienen trabajadores con contrato fijo discontinuo, pero ninguna tiene tantos como Balears, en proporción con el tamaño de su economía. Esta figura laboral, tan arraigada al mercado laboral de las Islas, es anecdótica o casi inexistente en la mayoría de comunidades. La razón es la acusada estacionalidad turística de Balears, ya que en ningún otro sitio como en el Archipiélago se pasa de tener el 100% de hoteles abiertos en temporada alta a cerrar el 90,45% de establecimientos en temporada baja. Un modelo laboral que da seguridad a los trabajadores, pero que a la vez perpetúa la estacionalidad. Es la cara y la cruz del modelo turístico de Balears.
Con cifras prepandemia, de los 401.982 afiliados en el régimen general de media anual en 2019 en las Islas había 154.712 indefinidos a tiempo completo (38,49%), 32.650 a tiempo parcial (8,12%), 59.606 fijos discontinuos (14,83%), 95.278 temporales a tiempo completo (23,70%), 31.643 temporales a tiempo parcial (7,87%) y 28.093 de otros tipos (6,99%), que son afiliados que no tienen contrato, funcionarios, cuidadores no profesionales, programas de formación y prácticas no laborales en empresas.
Es decir, que el 14,83% de trabajadores de las Islas afiliados al régimen general eran fijos discontinuos, casi seis veces más que la media estatal, del 2,53%. Las comunidades que le siguen tienen muchos menos fijos discontinuos: la Comunitat Valenciana tiene un 4,19% y Murcia un 4,05%. La mayoría apenas llega al 2%.
Estas son cifras anuales en promedio, pero en agosto de 2019 los fijos discontinuos en Balears superaban los 90.000, mientras que en enero no llegaban a 15.000.
La economía de Balears trabaja a pleno rendimiento solo una parte del año. Buena muestra de ello es que en enero de 2019 había 319.130 trabajadores en el régimen general y en agosto 474.228, 155.098 más, con una diferencia del 48,60%, once veces más que la media española donde la diferencia exacta son 583.782 trabajadores (4,08%) entre los 14,3 millones de personas en el régimen general en enero y los 14,8 millones en agosto.
Ninguna otra comunidad tiene un mercado laboral tan diferente entre enero y agosto, ni siquiera las más turísticas. El resto de comunidades tienen una mayor diversificación económica.
Las que presentan más diferencia entre épocas del año son, después de Balears, Cantabria, que tiene un 9,34% más de ocupación en agosto que en enero; Extremadura, un 6,41%; Andalucía, un 6,22%; Galicia, un 5,84%; Asturias, un 5,58%; Murcia, un 4,32%, y Castilla y León, un 4,27%. El resto está por debajo de la media española: Navarra, 3,41%; Aragón, 3,37%; Catalunya, 3,09%; Castilla-La Mancha, 3,07%; Comunitat Valenciana, 2,23%; La Rioja, 1,14%; País Vasco, 0,65%; Madrid, 0,35%, y Canarias, 0,34%. Además, las ciudades autónomas de Ceuta (-5,66%) y Melilla (-3,99%) tienen menos afiliados en verano que en invierno.
En Balears, la diferencia de ocupación entre enero y agosto se explica por dos motivos: los trabajadores temporales, ya sean a tiempo completo o parcial, y por los fijos discontinuos. Ambas figuras trabajan solo una parte del año, aunque estos últimos gozan de una mayor protección.
Durante la pasada temporada, la mayor parte de empleados temporales no pudo trabajar, ya que no fueron llamados por las empresas. En cambio, los fijos discontinuos fueron llamados o bien fueron incorporados a Expedientes de Regulación Temporal de Empleo (ERTE). Todo hace pensar que este verano no se abrirá toda la planta hotelera y, por tanto, será difícil que los empleados eventuales puedan trabajar.
El contrato fijo discontinuo es un tipo de contrato indefinido que se utiliza en trabajos que se llevan a cabo solo una parte del año de forma cíclica y siempre en la misma empresa pero que no se repiten en fechas ciertas, es decir, que no se especifica la fecha exacta de reincorporación. La diferencia con uno temporal es que este se firma por una actividad ocasional o coyuntural. El contrato fijo discontinuo es típico de la agricultura, pero también se ha adaptado a la hostelería. Cuando acaba la temporada, el contrato se interrumpe y el trabajor puede solicitar prestación por desempleo si le corresponde en función del número de meses trabajados. En cualquier caso, la relación contractual continúa.
DERECHO A PARO. Para tener derecho a la prestación contributiva de paro, los fijos discontinuos deben acumular un año de cotización -360 días- para tener cuatro meses de paro -120 días-. Tal y como apunta Silvia Montejano, secretaria general de la Federación de Servicios de CCOO Illes Balears, la mayor parte de fijos discontinuos trabaja seis meses, por lo que tienen que hacer dos temporadas para tener cuatro meses de paro.
De forma que un año acceden a prestación de paro y el otro cobran algún tipo de subsidio, ya sea a mayores de 52 años, el subsidio por agotamiento de la prestación de paro o algún otro tipo, según las características personales de cada trabajador.
La situación más común hasta la llegada de la pandemia en la hostelería era la suspensión del contrato el 30 de octubre y la vuelta alrededor de inicios del mes de marzo. Si la temporada acaba antes o se inicia después y se agota el paro, el tiempo restante se accede a un subsidio.
El Estatuto de los Trabajadores meciona que el convenio colectivo determina el orden de llamada a la reincorporación. El artículo 8 del Convenio de Hostelería de Balears, vigente hasta 2022, especifica que el llamamiento se hace por orden de antigüedad, mientras que la interrupción debe seguir el sentido contrario. Es decir, de menor antigüedad a mayor.
Los fijos discontinuos que durante tres años consecutivos trabajan en una empresa como mínimo seis meses al año adquieren una garantía de ocupación de seis meses al año. Y si lo trabajado durante tres temporadas no llega a seis meses, se deberá garantizar el mínimo trabajado de media durante los llamamientos de los tres primeros años. De esta manera, son muchas las empresas turísticas que tienen la obligación de dar trabajo a la práctica totalidad de sus empleados durante seis meses.
La pandemia ha provocado un grave problema, puesto que no había posibilidad de trabajar durante seis meses. La administración exoneró a las empresas de cumplir con esta obligación al facilitar los ERTE durante la COVID-19.
La empresa debe llamar al trabajador al inicio de las actividades, con un margen de treinta días naturales desde la fecha habitual de incorporación del trabajador, aunque puede ser más si se comunica al trabajador antes de los 30 días y se especifica la fecha concreta. Aun así, no afecta al mínimo de ocupación regulado. Si no se produce el llamamiento, el trabajador podrá reclamar el despido.
El convenio de hostelería de Balears también señala que, a iguales condiciones profesionales, los trabajadores temporales con más días trabajados en la empresa tienen preferencia para ocupar un puesto como fijo o fijo discontinuo. Asimismo, si la empresa necesita un trabajador fijo ordinario debe seleccionarlo de entre los trabajadores fijos discontinuos de la misma especialidad, si los hay.
Además, los centros de trabajo de más de 25 trabajadores deben tener al menos un 75% de fijos ordinarios y fijos discontinuos, y el restante 25% pueden ser temporales o de tiempo determinado o empresas de trabajo temporal, que no pueden superar el 10% de la plantilla. Y los centros de trabajo de 11 a 25 trabajadores, el porcentaje de fijos debe ser del 65%, y el restante 35% puede ser de temporales.
BONIFICACIONES. Desde el año 2012, con la reforma laboral de Mariano Rajoy, los contratos fijos discontinuos tienen incentivos para alargar la temporada. En concreto, la disposición adicional duodécima señala que las empresas privadas de los sectores de turismo, comercio vinculado al mismo y hostelería que mantengan la actividad productiva en los meses de marzo y noviembre y que inicien y/o mantengan a los fijos discontinuos en alta durante estos meses podrán aplicar una bonificación del 50% en estos dos meses del 50% de las cuotas empresariales a la Seguridad Social por contingencias comunes, así como por los conceptos de recaudación conjunta de desempleo, FOGASA y Formación profesional de dichos trabajadores.
ESTACIONALIDAD. Yolanda Calvo, secretaria de Ocupación y Formación de CCOO Balears, explica que la acusada estacionalidad de Balears es el motivo que explica la elevada presencia de trabajadores fijos discontinuos. “En Balears la temporada es de abril a octubre, y el 30% cierra el 90% o más de los hoteles. Cierra todo. En cambio, otras comunidades turísticas tienen más empleo durante todo el año”, indica.
Andalucía, pero también Murcia, la Comunitat Valenciana o Catalunya tienen zonas de costa que se dedican al turismo de sol y playa, que se da durante la época de verano. Sin embargo, Calvo insiste en que la situación de otras comunidades con la del Archipiélago no se puede comparar. “Que sean situaciones parecidas no significa que sean iguales. En la península no cierran hoteles, cierran plantas. La planta hotelera que queda abierta es mucho mayor. En la Comunitat Valenciana trabajan en invierno. Es por ello que aquí hay muchos más fijos discontinuos”, señala.
Los datos de planta hotelera abierta no dejan lugar a dudas. A pesar de que el clima es parecido en todas las comunidades excepto en Canarias, los establecimientos de Balears son mucho más estacionales que los de cualquier otra región. Los datos del Instituto Nacional de Estadística revelan que en enero de 2019 solo había en Balears 128 hoteles abiertos, mientras que en junio, julio y agosto eran 1.341. La diferencia es del 90,45%. En el conjunto de España se pasan de 11.995 a 17.116 establecimientos abiertos, con una diferencia del 29,92%.
Las comunidades más estacionales, después de Balears, son Cantabria, con una diferencia del 61,28%, y Asturias, con un 49,93%. En cambio, otras regiones del Mediterráneo son mucho menos estacionales: Catalunya pasa de 1.825 hoteles abiertos a 2.750 (33,64%); la Comunitat Valenciana, de 843 a 1.151 (26,76%); Andalucía, de 2.065 a 2.710 (23,80%); Murcia tiene 175 hoteles abiertos en verano, y en invierno conserva 138 (21,14%).
Canarias, donde la temporada alta es en diciembre y la temporada baja en junio, apenas varía un 3,46% la apertura de hoteles, entre 530 y 549. En cambio, llama la atención que Cantabria, pese a tener una gran estacionalidad turística (cierran el 61,28% de los hoteles), presenta una cifra baja de fijos discontinuos (1,81% de media anual).
Los datos de planta hotelera abierta son consistentes con los de plazas hoteleras abiertas. Balears pasa de ofrecer 18.943 plazas en enero a ofrecer 360.788 en septiembre, con una diferencia del 94,75%. La disparidad es abismal con el resto de comunidades. En toda España se pasa de 1.101.179 en enero a 1.858.875, por lo que la diferencia es del 40,76%. Cantabria (58,33%), Catalunya (50,57%), Asturias (44,32%) y Andalucía (40,20%) también presentan una gran estacionalidad turística medida en plazas hoteleras abiertas, aunque la magnitud es mucho menor que Balears.
MODELO ECONÓMICO. La contratación mediante la modalidad de fijo discontinuo ofrece una seguridad a los más de 90.000 trabajadores en esta situación que hay en verano, y casi 60.000 de media anual, pero no resuelve el problema de la temporalidad en el turismo.
“El contrato fijo discontinuo da seguridad, porque sabes que el año que viene tendrás trabajo, pero solo durante la temporada turística. Es indefinido solo una parte del tiempo, lo que repercute en las cotizaciones y la jubilación. Desde UGT pedimos que los contratos fijos discontinuos se puedan transformar en fijos”, señala Calvo.
Este cambio requiere una transformación del modelo económico de Balears. “Pedimos alargar la temporada al máximo posible y un cambio de modelo para que se pueda trabajar todo el año porque somos los que tenemos más estacionalidad y no tenemos otra industria. Esta es una reivindicación histórica, pero creemos que ahora es un buen momento para hacer este cambio”, concluye.
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