El crecimiento de Elitechip se ha producido a tanta velocidad como los tiempos que llegó a conquistar Mito Bosch y en menos de una década se ha convertido en un referente para cualquier prueba que se celebre, no solo en Menorca sino también en Balears. Cada fin de semana dan cobertura a cinco o seis pruebas, lo que equivale a más de 300 carreras al año, moviendo unas 120.000 inscripciones anuales, que equivale a gestionar más de 2 millones de euros. Por su plataforma web pasan de 3.000 a 5.000 visitas diarias y el día del evento, picos de hasta 18.000 visitas por día. Dispone de una base de datos de más de 200.000 contactos y cerrarán este 2019 con una facturación cercana a los 800.000 euros.
MITO BOSCH. Para entender cómo surge la idea de crear Elitechip hay que conocer la trayectoria personal y deportiva de Mito Bosch. Hasta los 17 años ordeñaba vacas y elaboraba queso en la finca familiar de Binigafull, en Ciutadella. Le gustaban las máquinas y los tractores, pero no tenía pensado acabar siendo payés, aunque estudió un grado de materias del campo. Fue a través del grupo de amigos de la parroquia de Sant Esteve que se aficionó a correr y enseguida destacó en las pruebas populares de verano por su espíritu competitivo.
Gracias a estas habilidades en la pista, inició una larga carrera deportiva en el terreno federativo que empezaría en 1991 y se prolongaría hasta prácticamente el año 2008, después de haber subido todos los podios, primero en campeonatos de Menorca, luego en Balears y, finalmente, a nivel nacional en categorías inferiores donde la mejor marca que cosechó fue en Sub 23 Nacional, llegando a clasificarse para una final. Esta pasión por el atletismo le animó a hacer los cursos para entrenador y le puso en la órbita de la Federación Balear, donde pasó por distintas responsabilidades y cargos hasta que en 1997 le traspasaron la Delegación de Menorca.
“Por las mañanas trabajaba en el Ajuntament de Ciutadella y por las tardes y los fines de semana entrenaba e iba detrás de las carreras. Todo ello me hizo descubrir la carga que suponía organizar las pruebas y el peso organizativo que acarreaba hacerlo todo manual”, explica el fundador y propietario de Elitechip. “Era la época que iniciamos las ligas populares y mi obsesión fue mejorar el sistema con el que se preparaba todo aquello desde la Federación. Como era una persona inquieta, quise diseñar una solución informática de gestión de resultados para ganar agilidad”, detalla. De manera autodidacta, fue mejorando el programa, hasta que en el año 2000 adaptó la tecnología del sistema de código de barras en los dorsales, para contabilizar los corredores que llegaban a meta de manera automática mediante un lector.
“Como me conocían de mi faceta de corredor, me empezaron a llamar para probar esta solución ya que los problemas eran comunes en todas partes”, explica. De este modo, un día estaba cronometrando una prueba en Menorca, al día siguiente en la Media Maratón de Palma, otro día en la de Manacor o Calvià, el fin de semana en la San Silvestre de Inca y cada vez le llamaban de más lugares.
Como anécdota divertida de estos inicios, Mito recuerda que muchas veces coincidía que también participaba como corredor, con lo que miraba de llegar el primero a meta para poder empezar a contabilizar corredores con el lector y sacar las clasificaciones.
CHIP. Toda esta consecución de pruebas y más pruebas venía alentada por un crecimiento progresivo del running, con una mayor inscripción de corredores y una mayor competitividad, lo que provocaba que las llegadas a meta ya no eran en solitario sino en grupo, y con tiempos muy ajustados. Esta situación complicaba el uso del lector de código de barras e hizo que Bosch tuviera que crear una base de datos relacionada, publicando los tiempos conseguidos por un lado y las posiciones de la carrera por el otro.
“Esta casuística me hizo pensar que podían existir sistemas mejores y fui investigando hasta que descubrí el sistema de lecturas mediante chip, lo que supuso el paso definitivo para decidirme a fundar la empresa e invertir en equipos a principios de marzo de 2008. En quince días ya estaba cronometrando en Eivissa un Campeonato de España de marcha mediante chip”, explica Bosch.
A partir de aquí, el despegue de Elitechip ha sido de vértigo, pasando de cronometrar las 50 carreras al año que el plan de empresa había previsto para financiar los 60.000 euros en los equipos, hasta las 300 actuales. “Este crecimiento se ha producido porque hemos pasado de ser empresa especializada en cronometrar carreras a ser empresa proveedora de servicios para organizar eventos deportivos, mejorando un mil por mil la gestión de las pruebas, añadiendo soluciones a los problemas comunes que nos trasmitían, como la gestión automática de las inscripciones mediante una plataforma web propia, la gestión de la comunicación antes y después de la prueba con los inscritos, el historial de resultados, vallas, carpas y un largo etcétera de mejoras con las que aprendimos a dar respuesta”, explica Bosch.
“Nuestro objetivo ha sido adaptarnos al cliente y no al revés, añadiendo servicios y funciones prácticamente a la carta. Esto nos ha reforzado como marca, abriéndonos a establecer alianzas y convenios con otros partners, como empresas, clubes, asociaciones o federaciones para ayudar a organizar toda clase de eventos, sean de atletismo, ciclismo o cualquier otra disciplina”, añade el gerente de Elitechip. Junto a él trabajan una plantilla fija de cinco personas, además de contar con proveedores estables.
MENORCA ESPORTIVA. Uno de sus grandes logros ha sido ayudar a consolidar en Menorca un calendario estable de competiciones deportivas de primer nivel junto a las empresas Biosport y Camí de Cavalls 360. “Bajo el nombre Menorca Esportiva, se trata de una decena de pruebas creadas para tener un sello deportivo de promoción en la isla y contribuir a desestacionalizar, lo que nos permite que vengan 5.000 personas a Menorca en mayo con motivo de la Trail Menorca, cuyo clipping de prensa supera los 1,6 millones de euros”, explica orgulloso.
“La Marathon del Trail dels Fars en febrero, la Epic 360 en marzo, la Media Maratón de Fornells o la Artiem Half Menorca Triathlon en septiembre, entre otros, son un reclamo muy potente que nos permite crear sinergias con empresas, hoteles o negocios de restauración”, añade.
“El siguiente paso que hemos dado es convertir el evento deportivo en una experiencia que trascienda del hecho de venir a participar y que está ligado a la gastronomía, la cultura y el turismo. Ya hemos conseguido cerrar el círculo en la última prueba, la October Trail, donde demostramos que era posible”, detalla. El detalle del éxito que están consiguiendo es que no solo han creado marca, sino que muchos de los participantes ya llevan tatuados los nombres de las pruebas.
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