ORÍGENES. Carles Gomila nació en Ciutadella y Jorge Fernández Alday en Bilbao, pero ambos viven en Menorca. A los dos les enloquece la pintura y ejercen el lienzo desde la exposición o la docencia, aunque también se han formado en comunicación y gestión empresarial. La idea de Menorca Pulsar les surgió después de participar en unos diálogos sobre el mercado del arte organizados por la Fundació Rubió Tudurí en la finca de Mongofre. La magia del lugar y su privilegiada ubicación les inspiró a organizar actividades artísticas en las que poder reunir a artistas de referencia con alumnos de todo el mundo que quisieran compartir su tiempo en una especie de workshop. Ambos habían participado en más de una ocasión en talleres de estas características que se organizan habitualmente en ciudades de referencia como Roma, Florencia o Nueva York, pero pensaron que podrían ser capaces de incluir Menorca en esta lista por su singularidad.
"Nos lanzamos sin saber cómo iría, pero decidimos sondear a los artistas internacionales que son referente en la pintura de figuración. De hecho les contactamos a través de las redes sociales, enviándoles una foto de la finca de Mongofre para que vieran dónde tendría lugar el curso y, para nuestra sorpresa, aceptaron enseguida", explica sonriente Carles Gomila. La puesta en marcha supuso poder empezar con Hollis Dunlap y Nicolas Uribe, dos pintores que ocasionalmente participan en uno o dos workshops al año y que confesaron que la idea de Menorca les cautivó.
A la llamada de los dos cursos de una semana, hecha a través de un blog, redes sociales y técnicas de inbound marketing, acudieron treinta y seis personas de todo el mundo, sobre todo desde Estados Unidos, pero también Gran Bretaña, Francia, Alemania, Sudáfrica o Australia. "Las estancias eran para un máximo de dieciocho personas por semana y fue un perfil de gente muy variada, entre los 20 y los 70 años, que eran profesionales, estudiantes o aficionados motivados por su gran pasión, la pintura y el privilegio de poder estar al lado de uno de los grandes", comenta Carles Gomila. La estética y la cuidada imagen de todos los elementos que rodearon el lanzamiento de Menorca Pulsar también fueron decisivos en que el efecto llamada se convirtiese en un auténtico éxito.
CONVIVENCIA. Para los organizadores de Menorca Pulsar, el hecho diferencial de su primera experiencia fue poder ofrecer un entorno de convivencia único que raramente se produce en este tipo de residencias de artistas. "Cuando participas en una actividad de esta naturaleza acostumbras a tener un lugar donde se llevan a cabo las sesiones de pintura o las charlas pero luego te acabas alojando en un hotel. En nuestro caso, el plus de la convivencia en un mismo espacio fue lo que gustó más a todo el mundo", detalla Gomila.
Cada participante pagó una media de 1.500 euros y desde Menorca Pulsar se encargaron de cuidar todos los detalles durante la estancia, desde proporcionarles un coche de alquiler a cada uno para su libre disposición hasta preparar unas cenas muy cuidadas alrededor de las velas. "Como artistas que somos, nos resultaba fácil empatizar con aquello con lo que podían esperar de los clientes de una experiencia como aquella. Para alguien que le gusta la pintura, poder encontrar un lugar inspirador en el que poder ejercer el lienzo durante todo el día y, además, estar rodeado de gente con la que compartes la afición se convierte en un deseo hecho realidad", añade Carles. Como dato curioso, la mayoría no hicieron uso del coche de alquiler porque prefirieron aprovechar el entorno natural y humano.
NUEVAS EDICIONES. Esta misma semana han celebrado la segunda edición de los workshops de Menorca Pulsar y tienen tres más previstos para el próximo mes de octubre, aunque se han trasladado al escenario de Son Triay, una finca noble de estilo neocolonial situada en la zona de Cala Galdana, perteneciente al municipio de Ferreries, rodeada también de un entorno natural como el Barranc d'Algendar, que les asegura la idoneidad del espacio. "Hemos tenido la suerte de contar con Mark Tennant, que ha sido profesor del Museo de la Copia en el Louvre en París, así como en el Metropolitan en Nueva York y en el Legion of Honor en San Francisco. La anécdota del workshop de abril es que el 25% de los asistentes han sido repetidores del año pasado, cosa que nos confirma que estamos en la buena senda", explica Gomila.
Otro de los factores de la buena marcha de las sesiones que Carles Gomila y Jorge Fernández Alday están llevando a cabo es la colaboración de Menorca Pulsar con la Barcelona Academy of Arts, una de las mejores academias de Europa y con mayor proyección actual en el mundo del arte figurativo. "Esta colaboración nos ofrece la posibilidad de convertirnos en un puente entre Menorca y Barcelona para, de algún modo, poder ser el estímulo final de carrera para los alumnos que pasan habitualmente por sus aulas. La sinergia es muy interesante porque el perfil de profesor que nosotros invitamos no es estrictamente académico, sino que son figuras con una voz propia dentro del mundo de la pintura que además saben ser didácticos", detalla Carles Gomila. En este sentido, además de las ediciones de primavera y otoño previstas para 2017, desde Menorca Pulsar ya están trabajando en las próximas citas de 2018 que van a crecer de manera progresiva gracias a la alianza firmada recientemente con el Museo Europeo de Arte Moderno, una entidad con vocación internacional que organiza concursos de pintura a nivel mundial y que permitirá a Menorca Pulsar afianzarse todavía más en el sector.
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