Imágenes de los mensajes enviados por los piratas informáticos desde un teléfono de Nigeria y el perfil capturado. | R.L.
«Que yo no te he enviado nada...». Este mensaje de un contacto reveló a la doctora Begoña Martínez Santos que algo raro pasaba con su cuenta de Instagram. «Volví y ya no la tenía». Le pasó el siete de noviembre y, desde entonces tiene secuestrado su usuario, sus publicaciones y sus contactos en esa red social. Los hackers le exigen dinero para recuperar el control de la cuenta y Meta, la empresa de Facebook, Instagram y Whatsapp, no hace gran cosa más allá de pedir online confirmación de identidad. «Lo cuento para que se sepa que ocurren estas cosas y que estamos indefensos. Instagram me ha pedido en seis ocasiones vídeo selfis para cerciorarse que soy yo y todavía no ha respondido». Advierte que muchos médicos, sobre todo jóvenes, usan su cuenta como herramienta profesional.
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