Los niños se adaptan mejor a los cambios por eso el aterrizaje se les hace más sencillo, ha argumentado, y ha añadido que con frecuencia es la actitud negativa de los padres hacia el regreso al trabajo lo que contagia a los niños una «actitud de queja y negativismo» respecto a la vuelta a la vida escolar.
El experto ha defendido la necesidad de tomar ejemplo de la mayor flexibilidad y adaptabilidad de los niños para evitar las angustias que sienten ante la proximidad de la vuelta a las obligaciones laborales.
«Aunque a muchos niños les cueste volver, en otros casos también se da el efecto contrario de tener la ilusión por el reencuentro con los amigos», ha comentado.
Para Novella, el hecho de que los niños desarrollen algo parecido a un «síndrome postvacacional» suele darse como réplica de la actitud de sus padres.
«En muchas ocasiones, el síndrome postvacacional de los niños viene generado por sus propios padres», ha subrayado Novella, que ha subrayado la necesidad de dar ejemplo con su comportamiento.
Aclimatación
El experto ha visto innecesario un período de aclimatación previo al período lectivo, porque las vacaciones no deben suponer una ruptura radical con los hábitos del resto de año: «Las vacaciones son para descansar pero no para perder las rutinas y los hábitos».
Cuando un niño rompe totalmente el ritmo durante las vacaciones se le hace más difícil la incorporación al ritmo escolar. Es recomendable que durante las vacaciones los niños sigan con un ritmo y unos horarios dentro de un ambiente de descanso y cambio de actividad», destaca Novella.
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