La muerte fue confirmada por la actriz Stella Schnabel, hija del artista y director de cine estadounidense Julian Schnabel, en su perfil de Instagram.
Schnabel no comunicó la fecha de la muerte ni el lugar, aunque la que fuera musa de los Rolling Stones junto con Marianne Faithfull vivía desde hace años en Gran Bretaña, donde se encontraban los dos hijos (otro murió de pequeño) que tuvo con Richards y sus nietos.
«No he encontrado nunca una mujer como tú, Anita. (...) Todos cantamos por ti, como te gustaba. Ve en paz, mi madre romana. Siempre estarás en mi corazón», es el mensaje de Stella Schnabel en Instagram que acompaña a una foto en la que se ve a ambas navegando.
Se coló en un camerino
Nacida en Roma en 1944, Anita era hija de un agente de turismo italiano, Arnoldo Pallenberg, y de una alemana Paula Wiederhold, y fue conocida por sus historias sentimentales como la que mantuvo con el artista italiano Mario Schifano.
Se mudó a Alemania para comenzar su carrera como modelo y allí conoció a los miembros de los Rolling Stones al colarse en el camerino tras un concierto.
Mantuvo una relación sentimental con Brian Jones y después empezó otra con Keith Richards en 1967, con el que tuvo tres hijos.
Se convirtió en un icono de moda al acompañar por todo el mundo a los Rolling Stones junto con Marianne Evelyn Faithfull, entonces compañera sentimental del cantante del grupo, Mick Jagger.
Los relatos de aquellos años hablan de grandes consumos de droga y alcohol, de los que tuvo que desintoxicarse tras dejar a Richards para ocuparse de sus hijos.
Se escribió que también mantuvo una breve relación con Jagger durante el rodaje de la película «Performance» y también participó como actriz en las películas «Barbarella» (1967), «Dillinger è morto» (1968) dirigida por Marco Ferreri.
En Londres se convirtió en diseñadora de moda y trabajó con Vivienne Westwood, como explicó en una entrevista concedida al diario italiano «La Stampa» en septiembre de 2016.
En esa entrevista reconocía que vivía sola desde hacía 20 años, que no hacía vida social y que mantenía sólo un par de buenos amigos de los años 60.
Confesaba que no tenía miedo a la muerte y que se sorprendía de haber podido llegar a los 70. «Yo creía siempre que no habría llegado ni a los 40», aseguraba.
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