La carismática actriz, que recibió el premio honorífico Cecil B. DeMille a toda su carrera, fue lo más sobresaliente de una noche en la que naufragó Jimmy Fallon como maestro de ceremonias, mucho más encorsetado y pobre de inspiración que sus antecesores Ricky Gervais o la dupla Tina Fey y Amy Poehler.
«Todos los que estamos en esta sala pertenecemos a dos de los sectores más vilipendiados, extranjeros y prensa», comenzó con energía la protagonista de «Memorias de África» (1985) en un discurso marcado de principio a fin por la crítica a Donald Trump y que causó furor en las redes sociales.
Streep ensalzó el cosmopolitismo del cine, repasando rápidamente a algunos actores nacidos fuera de EE.UU., y agregó que «Hollywood está lleno de extranjeros, de forasteros».
«El único trabajo de un actor es sacar a la luz la vida de personas diferentes (...) Si expulsan a los extranjeros solo veremos fútbol y artes marciales», aseguró la intérprete, que añadió que «la falta de respeto provoca más falta de respeto y la violencia invita a la violencia».
Streep también abogó por la necesidad de un periodismo fuerte e independiente: «Necesitamos que la prensa defienda y saque a la luz todas las historias, que hagan que los poderosos respondan de sus actos. Todos tenemos que apoyar a nuestros periodistas porque los vamos a necesitar».
La gala comenzó con un homenaje del vistoso número musical en un atasco de tráfico con el que empieza la película «La La Land», triunfadora de la noche con siete galardones, que Fallon abordó junto a artistas como Nicole Kidman, Amy Adams, Justin Timberlake o los niños de la serie «Stranger Things».
«Estos son los Globos de Oro, uno de los pocos lugares que quedan en Estados Unidos que todavía respetan el voto popular», dijo Fallon en uno de sus pocos dardos dirigidos a Trump, al que comparó, sin mencionar expresamente, con el malvado rey Joffrey de «Juego de tronos».
Pero, salvo chispazos aislados, Fallon decepcionó por una ceremonia tan falta de humor que hizo que las breves apariciones de algunos presentadores de galardones, como la hilarante intervención de Kristen Wiig y Steve Carell, fueran de los momentos más divertidos de la noche.
Más emotivos que burlones, más dados a la lágrima que a la risa, los Globos de Oro de este año destacaron por algunos discursos muy sentidos como el de Ryan Gosling, ganador de la estatuilla a mejor actor cómico por «La La Land».
«Mientras yo cantaba, bailaba y tocaba el piano, mi mujer criaba a nuestra hija, estaba embarazada de nuestra segunda niña e intentaba ayudar a su hermano en su batalla contra el cáncer. Amor, gracias», dijo el actor, que dedicó el premio al fallecido Juan Carlos Mendes, hermano de Eva Mendes.
En el mismo plano sensible, los asistentes al hotel Beverly Hilton de Los Ángeles rindieron homenaje a las actrices Carrie Fisher y Debbie Reynolds, madre e hija que fallecieron recientemente con apenas 24 horas de diferencia.
En cuanto a los mensajes reivindicativos, Claire Foy (mejor actriz de serie dramática por «The Crown") abogó porque las mujeres estén «en el centro del mundo», mientras que la productora de «El pueblo contra O.J. Simpson» (mejor miniserie), Nina Jacobson, lamentó que los temas de la serie sean tan «dolorosamente relevantes» en 2016.
El más ácido de la noche fue sin duda Hugh Laurie (mejor actor de reparto por «El infiltrado"), que dijo que estos quizá serían los últimos Globos de Oro porque la Asociación de la Prensa Extranjera de Hollywood, que organiza los premios, contiene en su nombre las palabras «Hollywood», «prensa» y «extranjero», una irónica alusión del actor a los polémicos mensajes de Trump.
Por último, el mexicano Diego Luna puso el único acento hispano a la gala, en la que ningún nominado latino resultó vencedor, al presentar el premio al mejor guión diciendo un par de frases en español.
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