«El sumidero global tenía que desembocar en el Paseo de la Castellana, pero no ocurrió porque estaba sobrepasado y no se pudo desalojar bien el agua. Esto unido a que se habían dejado mal tapadas las obras de la azotea, provocó que se filtrase el agua a la última planta y se embalsó todo», han explicado a Europa Press fuentes del sindicato. La BNE parecía «una piscina», aseguran desde UGT, y recuerdan que en esa zona inundada es «habitual» que, cada vez que llueva fuerte, se formen goteras, pero «esta vez ha sido el colmo».
«Hasta ahora no había hecho falta, según la gerencia o según la dirección de la BNE, una intervención tan apremiante y ayer ya vieron que sí», han sentenciado. «Dejaron una zona sin cubrir, esa zona se empapó, se acumuló el agua y pasó lo que pasó. El agua buscó la salida y la encontró por la parte más sencilla, que era donde estaban las goteras de antes», explican. Desde el sindicato relatan que se tuvo que actuar con «urgencia», si bien ya era tarde.
Las obras que se están realizando en la azotea corresponden a las aprobadas el pasado mes de diciembre en 2023, por valor de 1,9 millones de euros, del Ministerio de Cultura y con un plazo de ejecución de once meses.
«Han estado durante mucho tiempo con las capas para localizar las posibles goteras, pero en la planta 12 es donde más ha costado más actuar, y ahora está aquí lo que ha ocurrido», lamentan desde UGT. El sindicato se pregunta por qué no se previó las lluvias y se acometieron medidas preventivas, especialmente después de que en agosto pasase algo similar. «Ya hubo problemas de goteras en agosto porque se olvidó sellar lo que se había desellado. Aquello fue un desastre en las dos salas de atención a los usuarios y otra vez se ha vuelto a repetir», concluyen.
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