Fue ayer cuando en la Cámara Baja la diputada de Vox Carla Toscana acusó a Montero de «libertaria de violadores» y le reprochó que su «único mérito» para ostentar su cargo era «haber estudiado en profundidad a Pablo Iglesias». Almeida ha defendido que él siempre ha condenado estos términos en el Congreso, al igual que «lo que pasaba cuando (el exvicepresidente del Gobierno) Pablo Iglesias decía a (la delegada de Cultura) Andrea Levy que había un despacho de un diputado y que podría irse con él, o que Irene Montero en un tuit decía que Felipe VI no sería Rey porque llegarían con la guillotina, o cuando se han producido episodios de violencia amparados por Podemos».
En este punto, Martínez-Almeida ha señalado que se refiere «a los escraches que se tienen en la cabeza o cuando legitiman la comisión de delitos como el de Andrés Bódalo en su momento», algo que «para ellos (Podemos) era aun afrenta de la Justicia». «Esto no quiere decir que justifique lo que hizo ayer Vox porque no lo comparto, no comparto que ese deba ser el lenguaje parlamentario, que la vida privada forme parte del debate, y no comparto esa alusión», ha abundado. Si bien, ha acusado a Montero de «ser un desastre como ministra, con un desastre de gestión» y cree que «victimizarla no es el camino más corto para decir a la sociedad que no merecemos que sea ministra de España quien alentó escraches, usó insultos, denigró al adversario».
«Concluyo diciendo que esto no nos tiene que desviar de lo importante. Irene Montero no es una mujer desprotegida, no es una mujer desvalida, pero sí están desprotegidas las mujeres revictimizadas porque autores contra su libertad sexual están en la calle gracias a la ley de Irene Montero, una ley disparatada, un despropósito jurídico del que estaba advertida», ha concluido.
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Llamar FAS CI stas a la mitad de los diputados nos dice quién es la Montero