Varias personas con mascarilla observan las estanterías de una zapatería este lunes. | JUAN CARLOS HIDALGO

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A pesar de que este 20 de abril se levante la obligatoriedad de utilizar cubrebocas en espacios en interiores, esto no quiere decir que este sistema de protección vaya a desaparecer por completo del entorno laboral tras más de dos años de pandemia del coronavirus. La medida, que ha sido aprobada este martes por el Consejo de Ministros y entrará en vigor este miércoles tras publicarse en el Boletín Oficial del Estado (BOE), deja la decisión final en manos de las empresas, del servicio de prevención de riesgos laborales.

En palabras de la ministra de Sanidad, Carolina Darias, no es obligatoria en el entorno laboral, de la misma forma que «no resultará obligatoria con carácter general». Darias ha puntualizado, no obstante, que los responsables de prevención de riesgos laborales de las empresas podrán acordar su uso «en función de la evaluación de riesgo del puesto de trabajo».

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Una vez publicado la norma en el BOE, serán las empresas las que decidan qué quieren hacer con la mascarilla en el interior de sus edificios. En concreto, lo hará el departamento de riesgos laborales, que tras un análisis de la situación en la empresa, valorará cuál es la decisión más oportuna y, posteriormente, se lo comunicará a sus trabajadores. Entre las cosas que deberán tener en cuenta para elaborar este informe están si se puede ventilar correctamente y si se puede mantener la distancia interpersonal de 1,5 metros entre trabajadores.

De hecho, a pesar de que entre en vigor la norma, algunas grandes empresas de alimentación y textil ya han anunciado que sus trabajadores seguirán llevando cubrebocas por precaución. Sin embargo, el hecho de que los empleados que están de cara al público la lleven no impone la obligatoriedad de que los clientes lo hagan.

Una vez, tras el anuncio, la ministra ha vuelto a hacer una llamamiento a la responsabilidad individual de los ciudadanos, sobre todo en lo que se refiere a las personas más vulnerables, como pueden ser los enfermos crónicos, mayores de 60 años y embarazadas. «Es un paso más en la evolución de la pandemia. La COVID-19 sigue entre nosotros, pero evoluciona de manera positiva y los indicadores marcan un nivel bajo con carácter general, estable en la mayoría del territorio. Seguimos avanzando desde la prudencia pero también desde la progresividad», ha apuntado.