En concreto, establece que «en caso de novación del tipo de interés aplicable o de subrogación de un tercero en los derechos del acreedor, siempre que en ambos casos suponga la aplicación durante el resto de vigencia del contrato de un tipo de interés fijo en sustitución de otro variable, la compensación o comisión por reembolso o amortización anticipada no podrá superar la pérdida financiera que pudiera sufrir el prestamista, con el límite del 0,15 por ciento del capital reembolsado anticipadamente, durante los tres primeros años de vigencia del contrato de préstamo». Monserrat ha añadido que «transcurridos los tres primeros años de vigencia del contrato de préstamo el prestamista no podrá exigir compensación o comisión alguna en caso de novación del tipo de interés aplicable o de subrogación de acreedor en los que se pacte la aplicación, en adelante y para el resto de la vida del préstamo, de un tipo de interés fijo».
Así para un hipotecado cuya deuda pendiente sea de 180.000 euros y quiera pasar su hipoteca de tipo variable a fijo, el coste sería de 270 euros, si la hipoteca se pidió hace menos de 3 años y 0 euros si fuera más antigua. «Si se pidiera una nueva tasación, iría a cuenta del cliente. Los demás gastos, de notaría y registro los debería sufragar la entidad financiera (la propia si es una novación, la entidad financiera que capta la hipoteca si es una subrogación)», ha aclarado el citado economista.
«El legislador quiso, como vemos, favorecer el cambio de interés variable a fijo. El problema, por tanto, no es de coste, si no de voluntad de la banca. En la práctica, cuando crean que pasar a interés fijo perjudica a su cuenta de resultados futura (escenario de euribor al alza), la banca no aprobará estas operaciones. Lo que pasa en estos momentos», ha avanzado.
Una operación difícil
Montserrat ha advertido que «los hipotecados más recientes, de hace solo unos años, lo van a tener muy difícil si pidieron la hipoteca a tipo variable y ahora se quieren pasar a tipo fijo. El banco con el que ya tienen firmado el préstamo no va a querer renegociar, ya que en casos muy contados se avienen a este tipo de mejoras, y los otros bancos difícilmente les van a ofrecer una novación con modificación del tipo variable a fijo. La banca siempre negocia a su favor y, en estos momentos, no les interesa asumir el riesgo de subida del tipo de interés».
No obstante, ha reconocido que «es posible, si bien lo veo improbable, que alguna entidad financiera quiera captar clientes de otros bancos endeudados a tipos variables, con la oferta de un tipo fijo competitivo. En todo caso, nunca será tan bueno como los ofrecidos hace apenas uno o dos meses, que según datos de FuturFinances.com rondaba el 0,80 por ciento nominal para funcionarios y perfiles muy solventes, a 30 años». A su modo de ver, «se han terminado los años dorados de las hipotecas a tipo fijo y veremos, me temo, como cada vez será más complicado firmar un préstamo competitivo a interés fijo. La banca tratará por todos los medios que los nuevos clientes se hipotequen a interés variable».
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